REUNIÓN DEL TALENTO

Pocos días antes de ser proclamado rey, el entonces príncipe de Asturias presidía el centenario del Instituto Español de Oceanografía y pedía a las Administraciones, a las empresas y a la sociedad que se comprometan con el desarrollo de la ciencia y educación “para retener el talento y dar más oportunidades a los jóvenes”.
Me acordé de estas palabras la semana pasada cuando la Universidad de Santiago reunió a los 434 estudiantes de Bachillerato que obtuvieron la calificación de sobresaliente en las pruebas de acceso a la universidad, una reunión del “talento gallego joven” que merece un par de reflexiones.
La primera, que estos estudiantes –y todos los que superaron las pruebas– cumplieron su parte aprovechando los recursos que la sociedad puso a su disposición a lo largo del ciclo formativo. La alumna que obtuvo la calificación más alta mostró el agradecimiento a la educación pública como “la herramienta más poderosa para cambiar el mundo de la que nadie debe ser privado” y lamentó que la escuela pública tenga que luchar contra la precariedad.
Un lamento oportuno porque tres días después supimos que Galicia fue la tercera comunidad en sufrir el mayor recorte de personal docente desde 2010 que, con los recortes de medios materiales y didácticos, deteriora a la enseñanza y evidencia que en este país hay poco compromiso con la educación. ¿No se puede recortar de otras partidas de gasto?    
La segunda reflexión tiene que ver con el futuro de estos 434 estudiantes cuando concluyan el ciclo formativo superior que van a empezar ahora –y con el presente de miles de titulados gallegos–. Es probable que la mayoría acabe en la emigración, que rebrotó con fuerza y se lleva a los buenos, a los jóvenes cualificados –ingenieros, farmacéuticos, químicos, médicos, informáticos...–que se van porque aquí solo encuentran empleos precarios y nada acordes con su formación.    
Galicia no retiene el talento, no da oportunidades de futuro a sus jóvenes titulados y se descapitaliza, pierde a los mejores efectivos y pierde también los recursos invertidos en su formación que ellos ponen al servicio del sistema productivo de otros países. En la precariedad laboral y en la emigración está la explicación del atraso económico y de la pérdida de población del país que, a este ritmo, tiene fecha de caducidad. Algo que debería hacer reaccionar a la Administración, a las empresas y a toda la sociedad.

REUNIÓN DEL TALENTO

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