Nos deben una explicación

En diciembre de 2014 el portavoz económico del PSOE, Juan Moscoso, preguntaba al ministro de Economía por la negativa del PP a una comisión de investigación sobre la salida a Bolsa de Bankia y Luis de Guindos respondía: “Esta operación nunca se hubiera producido –reitero, nunca se hubiera producido– sin el visto bueno del Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Si usted quiere investigación, empiece por preguntar al Gobierno anterior y a los entonces responsables de estos dos organismos nombrados por el Gobierno socialista”. 
Lo nunca visto, un ministro acusando al Gobierno anterior y a los supervisores de aprobar la salida a Bolsa de Bankia con cuentas falseadas. ¿Por qué no se aprovechó el filón que abría De Guindos para seguir investigando los hechos? El humorista Ricardo dibujó en una viñeta a Rajoy y Rubalcaba agazapados detrás de un muro viendo como huían de Bankia tres individuos llevándose otros tantos sacos llenos de euros y sugiere Rajoy: “Creo, Alfredo, que no deberíamos abrir una comisión de investigación. Alguno de esos puede ser de los nuestros”. Y esta puede ser una explicación. 
Otro dato. Cuando abandonaron sus cargos, Julio Segura fue indemnizado con 236.780 euros y Fernández Ordoñez percibió 280.000 euros, indemnizaciones legales al amparo de la ley de incompatibilidades. Pero si se les premia por el tiempo en el cargo, ¿no debería penalizarse su dejación de funciones en dos instituciones vitales en el funcionamiento del sistema? 
Dos reflexiones finales. La primera, si sacar a Bankia a Bolsa en 2011 “se definió por el Gobierno como cuestión de Estado que forzó voluntades e hizo que los supervisores miraran para otro lado” –dijo De Guindos–, ¿no se debería investigar más arriba, desde la ministra de Economía, Elena Salgado, hasta el mismo Zapatero, presidente del Gobierno?   
La segunda, parafraseando a Alfonso Guerra, este país necesita una pasada por la regeneración, un reseteo, para que los pilares del Estado –Banco de España y CNMV; Poder Judicial y Tribual de Cuentas; organizaciones empresariales y sindicales; la cúpula de la policía y los partidos políticos; las universidades, administraciones públicas y más organismos– recuperen el ejercicio decente de la profesionalidad y de la política, que es imprescindible para que los ciudadanos recuperemos la confianza en el Estado mismo. Esa regeneración ha de empezar por la explicación que nos deben.

Nos deben una explicación

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