No tienen escrúpulos

De las últimas informaciones del caso Pokémon concluía un grupo de ciudadanos en animada tertulia que los políticos que aparecen en esta hornada del sumario, además de tener pocos escrúpulos en el manejo de los intereses públicos, se venden barato, por cantidades que oscilan entre los tres y los seis mil euros. El representante de la empresa sobornadora “compró” media Galicia municipal ¡por 47.000 euros! destinados a financiar los partidos, a “neutralizar” a concejales que se mostraban duros con las concesiones y a “atraer” para la causa de la empresa a otros.
Una segunda conclusión es que estos políticos municipales son muy “asequibles”, abandonan sus despachos con facilidad y acuden a citas con personas  desconocidas en una cafetería o en el párking de un aeropuerto, supuestamente para hablar de cuestiones relacionadas con su oficio. Acudir a una cita en el aparcamiento de un aeropuerto debe producir un placer especial y parece el lugar adecuado para transacciones sin testigos.
Del sumario abierto, que aún deparará nuevas sorpresas, se deduce también que un festival de corrupción recorre Galicia que en prevaricación, cohecho, tráfico de influencias, falsificación o blanqueo sí “converge” con el suelo patrio nacional. La gente común, tan castigada por la crisis, asiste anonadada al espectáculo y percibe que esos comportamientos, que unen lo peor de la iniciativa privada con lo más abyecto de la clase política, están ganando la partida a la honestidad y a la decencia.
Por lo demás, en todos los casos se repite el guion: los investigados y grabados niegan la mayor y las conclusiones. Las conversaciones delatoras recogidas en cientos de páginas de los sumarios, los informes policiales o las actuaciones judiciales responden a una manía persecutoria y los indicios más que razonables de implicación en indecencias de distinta naturaleza son una conclusión precipitada de los medios de comunicación.
Dicho lo anterior, presiento que es inútil pedir manos limpias y bolsillos transparentes o exigir un pacto político para parar esto antes que la corrupción acabe con el modelo democrático. Sigamos creyendo en la presunción de inocencia, que queda bonito, pero que sepan los partidos que los señalados están políticamente amortizados y si no cambian de caras serán sustituidos por la “competencia populista”, como anticiparon los resultados de las elecciones europeas.

No tienen escrúpulos

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