EL DEBATE AGUIRRE-IGLESIAS

No vi el enfrentamiento dialéctico que Esperanza Aguirre y Pablo Iglesias libraron hace unos días en una televisión con gran éxito de audiencia, seguramente porque a falta de emociones deportivas, a la gente le pone el espectáculo de dos políticos descarnándose delante de las cámaras. Las crónicas cuentan que en ese “cuerpo a cuerpo” –aunque la política madrileña intervino por teléfono– ambos se limitaron a acusaciones y reproches, buscando cada uno las debilidades y contradicciones políticas del otro.
La pregunta es si en esta refriega dialéctica aportaron algo de luz en medio de la crisis que asola al país. Por ejemplo, el líder emergente de Podemos, que llega con propuestas tan atractivas como utópicas, ¿dejó claro con qué recursos piensa financiar el programa de inversiones para reactivar la economía, la creación de empleo o la reconversión del modelo productivo?. ¿Explicó de donde sale la “renta básica” para todos o cómo se garantiza el derecho a la vivienda?
Por su parte, la ex presidenta de la Comunidad de Madrid, que tiene larga experiencia de gobierno, ¿aportó alguna idea nueva sobre cómo gestionar la crisis para que los recortes y ajustes hagan menos daño a los más débiles? ¿Anunció algunas medidas para erradicar la corrupción y regenerar la vida pública?
La conclusión es que ese debate fue una batalla dialéctica inútil. Iglesias se mantuvo  fiel en sus críticas al sistema y en la defensa de sus alternativas simplistas e inviables -o falar non ten cancelas-, y Aguirre enrocada en la defensa numantina de unos modos de hacer política que han provocado el descontento y hartazgo de la población.
Pero volverán a debatir en La Tuerka, el programa que hizo famoso a Iglesias, porque los dos tienen hambre de pantalla. Quienes vean ese nuevo duelo  acabarán sabiendo más de las andanzas de Iglesias en Cuba y Venezuela o del papel de Aguirre en la trama Gürtel. Pero nada sacarán en limpio sobre cómo abordar los problemas del país.
¿Cui prodest este espectáculo mediático? El gran beneficiado es Iglesias. Las arremetidas del Partido Popular en sus cursos de verano, en Twuitter pidiendo recopilar declaraciones con las que atacarle y ahora con el debate de Aguirre están elevando a  categoría la demagogia de Podemos. Como decía el actor Simón Cabido en el papel de Doña Croqueta, “my no comprender” por qué el PP quiere lanzarlo al estrellato. Debe ser una decisión de sus acreditados asesores. 

EL DEBATE AGUIRRE-IGLESIAS

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