Borrón y cuenta nueva

En la Adega da Muiña situada frente a un colegio electoral de Compostela, el tabernero, que cierra los festivos, colgó un cartel con la leyenda “Domingo 10 abrimos, ¡é a festa da democracia!”. Y es verdad que las elecciones son el hecho sustantivo de la democracia, pero esta vez la fiesta fue forzada, impuesta por la incapacidad de los políticos para formar un gobierno. 

Aun así, los ciudadanos hemos cumplido con mucha dignidad y más paciencia volviendo a las urnas y ahora suya es la responsabilidad de lograr la gobernabilidad que necesita el país. El idioma español es rico en expresiones de gran significado y la que mejor conviene a este momento político es aquella tan castiza “hacer borrón y cuenta nueva”. 

Se trata de pasar página del pasado reciente, finiquitando esta negra etapa de bloqueo, y despejar la situación política para formar un gobierno que empiece a ocuparse de los problemas de España.  

El primero Cataluña, que está fuera de control. Es la única región de un país democrático en la que sus gobernantes incitan al incumplimiento de la ley, a no respetar las reglas del Estado de derecho.

No corresponde a los ciudadanos decir cuál es la solución, pero sí exigir al Gobierno medidas para recuperar el acatamiento de la Constitución y de todo lo que entraña. Como acatamos todos los españoles.  

El segundo es la economía en clara desaceleración. La Unión Europea acaba de rebajar las previsiones gubernamentales de crecimiento y de cumplimiento del déficit, el paro vuelve a cifras irritantes, las más elevadas de la UE después de Grecia, y subiendo… Urge acabar con la inestabilidad interna que agravan las amenazas del Brexit y de las guerras comerciales que siembran más incertidumbre.  

Después de Cataluña y la economía, que es lo urgente, queda el capítulo de lo  importante: la recuperación del Pacto de Toledo que garantice la viabilidad de las pensiones, el Pacto por la Educación, la reforma de las administraciones, la financiación de las autonomías, el cambio progresivo de modelo productivo, la transición ecológica, la inmigración… Y más reformas y medidas necesarias para que el país recobre el pulso y siga avanzando. 

Este es el panorama que obliga a los políticos a dar al país un gobierno que se enfrente a tantos problemas, pendientes por culpa del bloqueo, tan largo como pernicioso, que ellos causaron.    

Ahora es su turno para demostrar que quieren servir a España. Si no tienen altura de miras y sentido de Estado para cumplir con esta obligación, que se vayan todos.

Borrón y cuenta nueva

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