ATRAPADOS POR LA BUROCRACIA

Los datos del paro y de la afiliación a la Seguridad Social conocidos la semana pasada son una invitación a contener el optimismo y la euforia que exhiben las fuentes próximas al Gobierno.
El paro sigue siendo la peor secuela de la crisis y es el problema más importante que tiene planteado el país, porque es a la vez causa y consecuencia de todos los males de la economía. Por eso, las administraciones públicas tienen que activar todas las políticas a su alcance que faciliten la creación de empleo.
En este sentido, a cualquier emprendedor que, arriesgando su dinero, quiera montar una empresa o abrir un pequeño negocio deberían ponerle la “alfombra roja” que le facilite el camino para que pueda vender productos o prestar servicios y empezar a recuperar su inversión.   
Pero a veces, en lugar de alfombra roja, el empresario encuentra un camino embarrado, lleno de obstáculos. No hace mucho el presidente de la Asociación de Hostelería de A Coruña, un sector que crea y mantiene mucho empleo, denunciaba la burocracia que es necesario superar para abrir un negocio.
“Uno de los múltiples problemas de la hostelería es la tramitación de licencias”, porque una solicitud para montar un bar o un mesón sigue un tortuoso camino por las dependencias municipales y ha de pasar por tres concejalías –Medio Ambiente, Seguridad Ciudadana y Urbanismo– que en esto actúan como compartimentos estancos. Cada una se ocupa de la resolución de los trámites de su parcela que pueden tardar meses y una vez resueltos entra en acción la siguiente concejalía. Nada de sinergias entre ellas para agilizar trámites conjuntamente y autorizar la apertura.
Superado el trámite municipal aún queda obtener el beneplácito de la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Infraestructuras de la Xunta. He ahí a los emprendedores atrapados por una burocracia en estado puro, una administración que les marea con “normas farragosas que a veces hasta se contradicen entre sí”.  
Esta maraña burocrática no es exclusiva de A Coruña. Tristemente, es habitual en otras localidades y tiene el efecto perverso de cortar la iniciativas emprendedoras frenando la actividad económica que generan empresas y negocios que crean empleo.
¿Es tan difícil que las administraciones –municipal y autonómica– presten al ciudadano un servicio ágil y eficiente y destierren el “vuelva usted mañana” que denunciaba Larra?. ¿Cuándo dejarán que funcione en plenitud la Ley de Emprendimiento? 

ATRAPADOS POR LA BUROCRACIA

Te puede interesar