Aprender un oficio

Alemania, que estos días está tan de actualidad, presenta una tasa de paro juvenil del 8 por ciento, la más reducida de la Unión Europea, a considerable distancia de España y de otras economías desarrolladas, y muchos analistas y políticos atribuyen las buenas cifras de ocupación de los jóvenes a la implantación del sistema de Formación Profesional Dual, que combina clases teóricas en el centro de enseñanza con prácticas remuneradas en las empresas.
Allí, la formación profesional tiene prestigio y a ella acuden estudiantes con brillantes expedientes académicos que consideran que tiene mucho sentido “empezar aprendiendo un oficio que te puede abrir las puertas del mercado laboral”. Ofrece cursos de una duración de tres años o tres años y medio para aprender decenas de “oficios” que demanda el mercado laboral. Los alumnos hacen prácticas en las empresas durante tres días a la semana cobrando entre 700 y 800 euros al mes y los otros dos días estudian en los centros de enseñanza los aspectos teóricos del oficio que están aprendiendo.       
Ese modelo de formación profesional teórico-práctica se va introduciendo en España progresivamente y este curso la oferta llega a unas 5.000 plazas, el doble de las ofertadas el año pasado. Cataluña será la comunidad autónoma que acoja a más alumnos, seguida de Madrid y Andalucía y Valencia, que arrancan este curso.
Galicia también está en esa onda y este año son 75 los alumnos privilegiados que estudian, trabajan y cobran, combinan el aprendizaje teórico en las aulas con las prácticas retribuidas en empresas de Santiago, Ourense, A Coruña, Pontevedra y Vigo. No es mucho, no sabría decir si por falta de planificación de la consellería, porque no hay empresas que acojan a los alumnos o por ambas cosas a la vez. Pero es una buena noticia que, aunque sea tímidamente, empiece a implantarse la formación profesional dual que también puede contribuir a que aquí baje el desempleo juvenil
Como es una buena noticia que la formación profesional tradicional ofrezca 27.000 plazas y tenga una gran demanda entre los escolares, lo que indica que recupera prestigio. Hace falta que los ciclos formativos respondan a las necesidades del mercado laboral a corto y medio plazo y que ningún alumno quede en lista de espera del ciclo de su preferencia. Es el equilibrio que debe buscar la Consellería en ese contexto educativo para que la FP abra las puertas de las empresas a los jóvenes.

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