Economía solidaria para todos

Desde hace años son muchos los frentes abiertos por entidades e instituciones que trabajan para  conseguir una economía más solidaria e inclusiva. 
Un campo en el que se persigue y busca la reducción de las desigualdades como uno de los objetivos prioritarios de una sociedad que quiera poner a las personas, y también a los pueblos, por delante de otros intereses. 
Soy consciente de una dolorosa constatación de que el sistema económico actualmente imperante genera injusticia, desigualdad y pobreza a gran parte de las personas, y se muestra irrespetuoso con su propia sostenibilidad.
Vivimos en un mundo injustamente desigual y debemos trabajar por superar esta inequidad. Soy consciente de que la solución no puede dejarse en manos de las fuerzas ciegas del mercado. 
Es preciso dar paso a una economía de comunión, a experiencias de economía social que favorezcan el acceso a los bienes y a un reparto más justo de los recursos. 
Algo de lo que se hablará en Santiago de Compostela con motivo de las Jornadas de Teología de la Caridad convocadas por la Confederación de Cáritas Española y en las que van a participar destacados expertos nacionales. 
Un colectivo diverso y dispar preocupado por la sociedad centrada en el “dios dinero” y que siente la necesidad de seguir abriendo caminos a otra economía al servicio de la persona y promoviendo la inclusión social.
Sin lugar a dudas que es un momento propicio para revisar este camino y luchar contra la economía que mata promoviendo otra que da vida de equidad para todos. 
Aspectos que permanentemente constata el presidente de Cáritas Internacionalis, cardenal Luis Antonio Tagle, que viajará a Compostela, y que insiste en el cambio de actitudes que necesitamos para avanzar en una economía solidaria.
Los que defendemos una economía más igualitaria y más inclusiva hablamos siempre de cuatro ejes de actuación: la generación de empleo inclusivo para las personas más vulnerables, el apoyo de iniciativas de economía social, la actividad de comercio justo y el impulso a las finanzas éticas. 
Parto de una firme convicción de que el actual modelo económico no ha dado ni dará respuesta a las grandes desigualdades entre pueblos y personas, sino que, por el contrario, contribuye a su imparable aumento.
Quiero finalizar con unas palabras del papa Francisco que se refiere a este tema con contundencia: “Así como el mandamiento de «no matar» pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir no a una economía de la exclusión y la inequidad. Esa economía mata”.

Economía solidaria para todos

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