Deshojando la margarita

La campaña electoral para las europeas supera su ecuador con más pena que gloria. El interés mostrado por los ciudadanos es mínimo, a excepción de los seguidores de cada partido, militantes o simpatizantes. La respuesta ciudadana era la esperada. La situación no está para juegos florales y la campaña electoral tiene mucho de ellos. Y bastante menos de soluciones, que son demandadas desde todos los sectores en crisis sin que los políticos hagan nada por remediar la caótica situación en la que nos encontramos. Recuerden: más de cinco millones de parados; escasa, por no decir nula, generación de empleo; éxodo de nuestros jóvenes, con amplio bagaje académico, en busca de nuevos horizontes en otros países que les dan oportunidades de trabajo a costa de nuestro erario público invertido en ellos para formarlos; la pérdida constante de prestaciones sociales; la sanidad pública que pasa por sus peores momentos y en un inseguro vaivén hacia la privatización… Con estos y otros mimbres, que podríamos seguir enumerando, se teje el cesto la campaña electoral, en la que se deshoja la margarita de quienes van a ser los afortunados que firmen un contrato por algo más de un quinquenio cobrando un dinero inalcanzable para los españoles que a diario se levantan y sufren para mantener su puesto de trabajo. A la retribución económica, muy superior a la del presidente del Gobierno, hay que añadir un billete en el bolsillo con destino a una jubilación de oro.
Esto es lo que tenemos que saber sobre los comicios que otorgan escaños europeos. Son para muchos el trabajo político ideal que a menudo está en solfa en las redes sociales cuando se cuentan y descubren las triquiñuelas que utilizan para cobrar las compensaciones económicas, o para invertir el tiempo que pasan sentados en el escaño, con maleta esperando a la puerta para viajar . 
De cara a los comicios del día 25 tres opciones: inclinarse por una candidatura; votar en blanco, y voto nulo. La abstención es la cuarta de las opciones personales, considerada por los politólogos como de castigo. El fantasma abstencionista que tanto temen los políticos, sobre todo los que integran las fuerzas hegemónicas del bipartidismo, deambula por el ambiente electoral  y personal de cada votante.
Europa es el objetivo. El acta de diputado es la meta para los políticos. En nuestras manos tenemos la elección de los que nos van a representar en el Parlamento Europeo. Del interés que hay por esta convocatoria da cuenta el Centro de Investigaciones Sociológicas, que desvela que sólo el 16,9% de los entrevistados conoce que el 25 de mayo se celebran comicios en España. Cuando se les pregunta sobre las personas a elegir con su voto directo, pero en listas cerradas, y cuál va a ser su misión, la gran mayoría reconoce que no lo sabe. Ver para creer. Seguimos siendo europeos, pero… ¿europeístas?.

Deshojando la margarita

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