Colorín colorado…

Quiero volver a mi infancia. Cuando mi madre y mi abuela al terminar el cuento de turno antes de dormir me repetía: “Colorín colorado… este cuento se ha acabado”. Es una frase hecha que se ha ido pasando de padres a hijos y nietos. Y la traigo a colación en el día en el que las hogueras purificarán nuestros deseos, y cuando faltan tres días para que volvamos a los colegios electorales a emitir nuestros votos.
Soy de los que cree que el cuento que nos han querido contar los políticos que pretenden gobernarnos ha llegado a su final. El desenlace está en sus manos. No hay más páginas que pasar. La última la escribieron en la campaña electoral
Al final, el domingo tendremos que decidirnos por uno de los cuatro colores –los del colorín– que figuran en las papeletas: Azul, rojo, morado y naranja. Cada uno de ellos tiene un significado distinto que, supongo, no pensaron en ningún momento los que decidieron que su fuerza política o coalición los llevara como elemento diferenciador visual, significativo y representativo. Veamos.
Azul (PP) Al ser un color frío, simboliza todos los sentimientos que van más allá de la simple pasión y que permanecen en el tiempo. Es el color de la confianza y la simpatía.
Rojo (PSOE) Es uno de los colores primarios, uno de los que más vemos en nuestro día a día y lo asociamos con el fuego y la sangre.
Morado (Podemos) combinación entre rojo y azul que adquiere fuerza y energía en sus diferentes tonalidades, atractivas para las personas debido a su brillo.
Naranja (Ciudadanos) color preferido de los extrovertidos, quizás por ser el color de lo llamativo y de la presuntuosidad, es un color subestimado.
Todo el proceso electoral ha girado en torno al número 4 que es el signo de lo práctico: debate 4 x 4 (sin todo terreno); cuatro colores; cuatro candidatos presidenciales y cuatro patas para apoyar el banco sobre el que sustentar nuestro futuro: economía y empleo; corrupción; regeneración democrática y unidad territorial. Son cuatro conceptos básicos que nos tienen que hacer pensar a la hora de decidir el voto que vamos a emitir. Un voto que aún no tiene decidido el 32 por ciento del electorado, según los datos demoscópicos oficiales (CIS).
Colorín colorado… el tiempo se acaba. El cuento no da para más. Intentar añadir nuevos capítulos sería fraudulento. Y mucho más si los españoles tenemos que someternos a un nuevo proceso electoral, que sería el tercero en menos de un año. El país no está para juegos o rabietas de políticos al estilo de los niños a los que nuestras madres y abuelas nos leían los cuentos.

Colorín colorado…

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