Candidaturas mediáticas

Creo que en  el largo camino democrático que llevamos recorrido en estas cuatro décadas  no recuerdo un baile de nombres tan importante como el acontecido en los últimos tiempos a la hora de confeccionar las listas de los candidatos que se van a presentar a la elecciones generales. Ha sido un ir y venir de nombres lanzados al ruedo mediático para comprobar si el rumor, como antesala de la noticia, del posible personaje le podría colocar en  una lista electoral. O si era bien acogido por  las personas afines a la ideología que tendría que defender y si le podría votar el día 28 de abril.

No recuerdo un baile tan grande  de personajes buscando un hueco, un acomodo, en una lista electoral. La tónica general de los líderes de las fuerzas políticas más representativas fue la de buscar a candidatos con tirón mediático. En una palabra asiduos en los medios de comunicación y con preferencia participantes en tertulias televisivas y radiofónicas. Y entre este elenco de candidatos muchos compañeros de profesión, femeninos y masculinos, que después de pasarse muchos años de su calendario profesional hablando de partidos políticos y criticando muchas de su actuaciones se han decidido por aceptar la propuesta y envolverse  en la bandera de una determinada fuerza política que lleva aparejada un nuevo estatus laboral y social, y  por encima una remuneración mucho más elevada.

Los mediáticos candidatos otorgarán una campaña electoral distinta teniendo en cuenta su respaldo y conocimiento popular otorgado por sus respectivos trabajos que en muchos casos lo ha sido frente a las cámaras de televisión o las redes sociales.  Es la guerra por las audiencias. Esas audiencias que persiguen insuflar sangre más potente a los corazones de las encuestas que tanto preocupan a los candidatos.

Candidaturas mediáticas

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