Unas pocas picaduras

En el Rosalía, ciclo principal, Teatro de Ningures brindó sendas representaciones de la obra “Unhas poucas picadelas”, escrita por Laila Ripoll, Premio Nacional de Literatura Dramática 2015, y dirigida por Etelvino Vázquez. Escenografía sencilla, mesa y sillas, de Pablo Giráldez “O Pastor”.
La obra habla de la violencia de género, tratada desde un caso real, un matrimonio que se va deteriorando poco a poco, y que desemboca no solamente en maltrato físico, sino, sobre todo, psicológico. El detonante de la pieza es un recorte de un periódico que narra la noticia de un asesinato de una mujer por parte de su pareja, o como se le quiera llamar a este tipo de hombres. La originalidad de la obra radica en que no hay una historia concreta, sino miles de historias que a veces no finalizan en muerte concreta, pero que acaban aniquilando vidas. Los dos personajes principales, Él y Ella, genéricos, quizás por representar a toda una sociedad envuelta en una problemática que nos sacude todos los días. La mujer, que trata de mantener la dignidad, se ve presionada no solo por la figura de su marido, sino también por la voz en off de una radio de otro tiempo –la de los consultorios sentimentales y el manual de la buena esposa– que le recuerda que tal vez su destino sea la resignación.
Muy bien el trabajo actoral, sin caer en caricaturas ni parodias, que conecta con el espectador, porque el protagonista es un personaje aparentemente normal que parece no ser consciente de su propia violencia, como dice el título “no fue para tanto”, no fueron más que unas pocas picaduras.

Unas pocas picaduras

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