Pasar la farándula

arrejuntados los viejos carros de la farándula se unen como costillaje del escenario acumulado por los años. Cómicos, comparsas, titiriteros, bufones. Un viento gélido norteño ha sacudido montañas y valles hasta arribar aquí, La Coruña, plaza de Pontevedra, y rendir pleitesía de amenidad y entretenimiento a gentes de toda clase y condición. Un sueño arrancado del año 1209 cuando se le concede Carta Puebla. ‘’Yo, Alfonso IX, por la gracia de Dios rey de León y de Galicia. Como por la utilidad de mi reino estoy construyendo de nuevo una población cerca de Torres del Faro, en el lugar que se llama Crunia...’’.
Murales de Urbano Lugrís como decorados definidores de nuestra idiosincrasia. Escenografía arquitectónica. Movilidad. Sonido. Música. Efectos especiales. Vestuario y dirección de José Ventura Real, un artista de una pieza que traslada su espíritu creativo a la fuerza de las palabras. Pinturas vivas. Peces plateados alborotando la lonja. Carpinteros, electricistas, tramoyistas rivalizan en acondicionar rieles y equilibrar las sogas con pesos de los telones. La comedia satírica y dramática extiende la alfombra del buen decir gracias al casting de la vida que pasa y nos devuelve la intimidad del ‘’ego’’ sin complejos de Edipo que descuartizan el amor materno-filial.
El ambiente se puebla con risas de niños, lloriqueos y advertencia en la utilización de aparatos del parque infantil. Por las calles adyacentes llegan voces de los ahogados en Riazor-Orzan que nadan eternamente.
Personajes de vida colectiva. Que no se apartan del rol. También llama poderosamente la atención una mujer toda serenidad. Dentro de un oscurantismo físico tiene mucho de patrona romana. Valen su dignidad y buen hacer. Y su conversación como ratifica mi esposa que la saluda a diario. Transplantada de un bosque druida. Rodeada de bolsas y acompañada por un leal can de palleiro...

Pasar la farándula

Te puede interesar