“AS MIL VIDAS DE... JOSITO PORTO”

En tarde muy desapacible, desafiando viento y lluvia y frío, media entrada concurrió al Fórum Metropolitano, dos sesiones sin numerar, a ver la estrella del Teatro de Adro Josito Porto en “As mil vidas de Matías Houseman”, obra escrita y dirigida por José Prieto.
La gente ríe las vicisitudes de un polifacético personaje metido en variados conflictos; músico popular (guitarra eléctrica en vivo) antisistema radical –“malditos antidisturbios”, ruge–, confiesa ser pacifista, pero no desdeña la violencia. Así revive a Clint Eastwood y Alfredo Landa defendiendo a una señorita de tres matones acosadores. Después, sin embargo, con el pretexto de un poco de azúcar atiende a la vecina que lo sabe solo y lo seduce.
Estas escenas van enhebradas con ráfagas de guitarra, proyecciones y escenografía que facilita la acción. Seguramente la crisis ha forzado el esquematismo de las compañías de cómicos y sus monologuistas. Desde tal perspectiva Josito Porto encarna el proteico actor camaleónico que lo mismo sirve para un roto que para un descosido. Cierto que el texto  no es muy original al incurrir en tópicos y repeticiones “vistas y oídas” muchas ocasiones, pero el showman salva el espectáculo y arrastra amenidad y dinamismo. Sketchs continuos y apilados insistentes: humillación de las criaturas humanas por sus necesidades fisiológicas, mandarlo todo al carallo, futbolista ídolo de multitudes, alpinista en el Everest, mafioso en New York y su espacio multiforme, actor de teatro, músico triunfador, mediático religioso mundial. También alusiones a España hasta ser presidente de Gobierno, multimillonario crítico con la clase media, el proletariado, partidos y sindicatos… Moralina final: “Admiración y reconocimiento por este gran país”.

“AS MIL VIDAS DE... JOSITO PORTO”

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