La lejana presencia

Bucear en el pasado nos permite escribir sobre el presente. Indago estos días las andanzas de una revolucionaria compañía teatral, Producciones Bernardas, con domicilio en Madrid y sistemas facebook y demás comunicaciones electrónicas de guardar. Estudio y me preocupa la actividad de este conjunto que ha estrenado en Andorra (Teruel) “La mina”, escrita y dirigida por esa inteligente, novedosa e increíble Aldara Molero. Con visita girada al lugar de los hechos dramáticos el “Pozo de San Juan”. La Casa de la Cultura como local acogedor que abre brazos temblorosos para recibir actrices y actores que cuentan las arenas del camino alumbradas por luciérnagas de ilusiones. He aquí sus nombres: Irene Gaudioso, Guillermo Sanjuán, Aldara Malero Baselga, Antonio Velasco y Juanjo de los Ríos. Atiende la producción la coruñesa Camino Ventura Martínez, metida en aventuras quijotescas de primer nivel.
Desde el correr de los tiempos la actividad teatral mantiene cordón umbilical de siglos. Como el del primer astronauta que abandonó su cápsula espacial. Así al ditirambo griego, himno cantado por coros de campesinos disfrazados, celebrando las fiestas de Dionisios, dios del vino. Se necesitó un nuevo paso y lo dio Tespis y su carro trashumante al introducir interpelaciones al corifeo, y facilitar que Esquilo de Eleusis escribiera las primeras tragedias representadas. Los organizadores dispusieron los mimbres del local: Téatron, gradería semicircular para el público asistente; Orquesta, espacio circular destinado al coro; y Escena, tienda de tela que hacía de camerino y tablas donde actuar.
Resulta muy grato comprobar que elencos como el glosado vivan y luchen contra la anticultura que porfía por pisotear el alma racional de seres libres... En Producciones Bernardas subyace la farándula, los cómicos de la legua y su auditorio variopinto, grande o pequeño, que más da, que nos conmuevan desde su lejana presencia.

La lejana presencia

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