Ha nacido un niño

Hoy, en la ciudad de David –donde Trump ha montado la gorda al cumplir un acuerdo de sus antecesores de trasladar la embajada de los EEUU. Jerusalén– os ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Y esto os servirá de señal: encontrareis a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre”. Este acontecimiento, ocurrido hace 2017 años, fue testimoniado por el evangelista Lucas. Y nosotros recordamos: gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad. Pero sobra egoísmo y falta voluntad en muchas partes de un mundo caótico que intenta justificar sus alucinaciones o que aspira a separarse de España y lucha contra Europa como sucede con cuatro visionarios napoleones.
Quizás si tuviésemos que buscar a ese niño lo encontraríamos en el Patronato de la Caridad, Padre Rubinos, o en la Cocina Económica citas ineludibles para los marginados; también sería posible dar con Él en el botellón, casas de prostitutas o reuniones de drogadictos que buscan una felicidad artificial. Sin embargo, pese al populismo del obispo de Roma, está así mismo con las clases medias, sus esfuerzos y responsabilidades e incluso en algún otro hombre que goza buena posición. Su tipo no extraña a nadie. Unos lo creen árabe, otros rumano, aquellos senegalés o lo confunden con los orientales. Al pie del Obelisco una pareja de policías lo llevó a comisaría por falta de papeles.
Y mientras la fiebre consumista se derrama por doquier. Que no es tan mala porque para rodar se hizo la pasta y nos beneficia a todos. “Yo no vine a abolir la Ley… sino a darle plenitud”. Acá están –pese a nuestros templos vacíos y espaldas impías– las bienaventuranzas que nos permiten hablar con Él y que invierten los valores. Somos los impostores –asegurará Pablo– que dicen la verdad, los desconocidos conocidos de sobra… Los afligidos siempre alegres...

Ha nacido un niño

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