En el ojo del cambio

Estamos en el ojo del huracán y parece que lo ignoramos. Se tambalean las convicciones. La moral se rompe en mil añicos. La cultura del esfuerzo brilla por su ausencia. Buscamos explicaciones que no existen porque su esoterísmo conforma su propia y radical naturaleza. Atrás quedaron las edades de la historia humana. 
La ‘’pre’’ y su falta de testimonios escritos, Antigua, Media, Moderna, Contemporánea. Líneas de doctos comentaristas que más o menos se acercan a la verdad si añadimos una Atómica para señalar las masacres de Hiroshima y Nagasaki... No obstante, asistimos a un cambio total de pensamientos e infraestructuras. 
Aquella resaca cultural aludida por Eugenio D’ors entre la bajamar de las corrientes –impulso dinámico y ciego, terrores de los años mil, reforma protestante, guerras y pestes– y la pleamar de las figuras –Canon de Polícleto o el Símbolo de Nicea– aparecen hoy superadas por conductas que intentan llegar a tiempo. 
Huyamos de cataclismos. De quienes aseguran que todo marcha rotundamente mal aunque las estadísticas rebatan tan nefastos augurios. ‘’Sin aplicar una sola óptica –por importante que nos parezca– deforma la realidad y conduce a dogmatismos mentales, cercanos a la estupidez intelectual’’. 
Con Garrigues Walker añoramos ese futuro. Quizás no encontraremos el paraíso de Milton, la Utopía de Moro o la ciudad soñada de cuentos infantiles. Estamos seguros, sin embargo, de que viviremos una Edad de la Historia diferente. El cambio insiste tozudo. Igualito que en la vida militar de la compañía alentada por sus oficiales busca horizontes de grandeza, revestidos de transparencia, sabiduría, esfuerzo y esperanza para superar todos los obstáculos. 
Tras un mundo más justo. No la felicidad porque lo que no puede ser es inasequible y además imposible. Conviene hace mutis por el foro. Dejar la escena iluminada a las distribuciones de riqueza y trabajo de los países nórdicos y Canadá

 

En el ojo del cambio

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