DIALÉCTICA CREDITICIA

Eme2 Producciones se presentó, ciclo principal, en el Rosalía, tres representaciones. Tres llenos. Tres éxitos. Diversión, amenidad jocosa, risas y mareas humanas de asentimiento complaciente. Título ofrecido: “El crédito”, de Jordi Galcerán, traducido y puesto al día por Sandra Romaris y Xocas López. Buena escenografía con despacho de director banquero de sucursal. Ventana, sofá, luz horizontal, proyecciones ambientales, música, sonido y luz. A base de estos ingredientes –soltura, vocación, firmeza y apoteosis de burla estereotipada– Fernando Bernués atina en la dirección del espectáculo.
La solicitud de un crédito por un cliente sin avales sirve como base argumental. Pero ya sabemos, los bancos nos prestan un paraguas cuando luce rutilante sol. Acá se repiten frustrantes negativas…. Sin embargo, el cliente no marcha con el fracaso bajo el brazo y el mundo sobre su cabeza. Antes bien discute con su antagonista merced a dialéctica corrosiva que le va segando el firme terreno que pisa. “La pena –reconoce el funcionario– es que la palabra, siendo un valor, no lo niego, no es un valor que se pueda cuantificar en euros”. Tras la aseveración subyace la esposa –amenazada de seducción– porque su marido la tasa de seis mil despreciables monedas. Otra vez resuenan las frases encadenadas por el Galcerán en nuestra ciudad a cargo de Talía Teatro.
Una astracanada que provoca carcajadas valiéndose de escenas caricaturescas y tópicos inverosímiles. Dialéctica arrolladora, incontenible, cómico-dramática a cargo de un impresionante Antonio Durán “Morris” que construye sobre las tablas un personaje público, atemporal y ridículo al que vemos con harta frecuencia por la calle… La de réplica –superando el difícil examen comparativo– un comedido Pedro Alonso que mantiene el tipo. Las situaciones grotescas y disparatadas evocan a Muñoz Seca y los esperpentos de Valle-Inclán.

DIALÉCTICA CREDITICIA

Te puede interesar