CALENDARIO VAIVÉN

Durante mi niñez tuviera mucha popularidad el famoso calendario zaragozano. Lo mismo te marcaba los días, recordaba sucesos, refranes, sentencias, que descubría el porvenir augurando buenas o malas noticias. Resultaba tan famoso como los de Podemos-casta que ellos solitos se lo guisan y se lo comen con sus camaradas de twiter-encargados de mantener la hoja de ruta anunciada por Dostowieski en “Demonios” con el advenimiento de los jefazos comunistas Lenin y Stalin...
Ahora, en La Coruña, manda el calendario municipal. Puntualidad prusiana. Sencilla edición. Precio asequible para que a lo largo del año podamos tener un recuerdo de La Coruña sobre nuestra mesa de trabajo. El calendario no contiene adivinanzas, tampoco aconseja ni descubre un futuro siempre distinto en su monotonía reiterada. Así en un vaivén de meses mide el tiempo. Biern en las fotografías de hoy-para lo que fue convocado el oportuno concurso público-o en la incisiva puntualización de viejas horas que quedaron clavadas en el costillaje ciudadano.
 Arranca con portada de Beatriz Diéguez Reyes que plasma los menhires del parque escultural de La Torre. Después, el testimonio de color antes aludido: José Manuel Cereijo Garea, Chema Ríos, Eduardo Regueiro Lorenzo, Francisco Paradela González, Leo Margareto, Guillermo Vázquez González, Emilio Pintos Fraile, Francisco Lestón Ramos, Pablo Briones Bioslada, Manuel Matías Marras Ramos, Fernando Román Areán y José María Gómez Brocos. Trece farolas luminosas a la intemperie. Trece dardos amorosos en el corazón. Trece hermosos naipes para barajar el cosmopolitismo coruñés. Entre los testimonios sepias ilustradores, destaca la construcción del mercado de la plaza de Lugo(1909) con muchos solares alrededor y pequeñas casas que fueron derribadas.
 Plazo de caducidad. Tiempo de reflexión. Ríos de vida que desembocan en muerte. Los días del hombre duran lo que la hierba...

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