Pisos de la Marea

el que busca un piso tiene problemas para hallarlo a gusto, si es posible con vistas y encima que no le resulte caro, porque una hipoteca es casi para toda una vida, un desconsuelo que se mira a largo plazo, es un matrimonio económico de conveniencia con el banco. Sino que se lo pregunten a la Marea, que adquirió varios pisos y alguno viene con tara de adquisición.
La Marea después de la desidia cometida argumenta que su responsabilidad se limitará en el futuro en hacerlo bien. Vamos una quita de interés al muerto que se adquirió con impuestos de los ciudadanos y no de su bolsillo. Esto porque lo hizo la Marea, si llega a ser otro partido del arco municipal, estaba el follón armado. Caerían chuzos de punta por doquier. Pero como han metido el zueco ellos mismos, sin tener en cuenta las explicaciones que se pudieron dar de modo interno, no ocurre nada. Queda en el tintero lo dicho por el alcalde, el cual prefiere renunciar al concurso actual para sentar el criterio jurídico y técnico con mayor consistencia.
Este argumento no le exime de su responsabilidad anterior en la compra. Los impuestos recaudados a costa de los contribuyentes son algo serio que hay que invertir con seguridad de lo que se hace, no apostando como si aquellos caudales naciesen en las arcas del municipio. Tienen nombre y apellidos de quien hace el ingreso requerido en cada momento de su vencimiento sobre el bien impositivo. Por tanto, tiene la responsabilidad ante los ciudadanos de saber emplear bien esos caudales en cada momento, no cuando él quiera o estime conveniente, según su estado de ánimo y de criterio, que este sea además con ética.
Tampoco puede ni debe argumentar que el parque de viviendas sociales en la ciudad es muy escaso para intentar paliar su metedura de pata en un asunto que trasciende a un caso particular como es un miembro del grupo mareante o afín a dicho grupo. Esto huele mal y se ha querido tapar de alguna manera, pero que lo haga con argumentos que se soporten en causas reales y necesarias y no en excusas poco fiables. La Marea generó con su llegada a María Pita grandes expectativas, que se han ido diluyendo al paso del tiempo y hoy el hartazgo es tal que los vecinos ansían la llegada de las elecciones para indicar a los miembros de la Marea donde está la puerta de salida, ya que han hecho un flaco favor a la ciudad. La desilusión no puede ser mayor y parte de esta culpa le corresponde al apoyo prestado por los socialistas, los cuales tendrán que pagar una costosa factura social en votos; al tiempo.
Lo único que los coruñeses piden a sus regidores es que velen por los presupuestos y que organicen la ciudad, no que la desatiendan y se hagan compras impropias de un organismo que se supone competente para llevarlas a cabo con garantías de saber el ciudadano que sus impuestos son debidamente invertidos, como por ejemplo en pisos apropiados para desfavorecidos y no en engaños costosos para el contribuyente.

Pisos de la Marea

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