Luces navideñas

Por fin llegan las navidades y se muestra el color de la alegría con el mensaje que desprende el encendido navideño, las calles se llenan de gentes animadas por el resplandor de la iluminación que indica que son fiestas de felicidad y alegría, el variopinto colorido de esas lucecillas que sicológicamente nos anuncia que nos aproximamos a unas fechas claves en el calendario y nos indican que debemos ser más hospitalarios y mejores en nuestro comportamiento, aunque sea solo por unos días, todo cambia, todo es del color que nos ilumina en estas fechas navideñas, después volvemos a la dichosa rutina del resto del año, con nuestra problemática y arrastrando nuestras propias deudas por lo mucho que hemos comprado, pero también lo que se ha cambiado, mercancías que se adquieren y luego si se acierta, bien. Si no, siempre queda el consuelo de devolverlo y cambiarlo por algo que nos haga más servicio que lo anterior o incluso más caprichoso que lo que nos han regalado. Todo es cuestión de gustos, para eso es la navidad, con sus luces y sus vericuetos caminos de prisas y compras.

Pero hasta en esto de la iluminación, hay campañas turísticas entre las ciudades que mejor tienen constituido el alumbrado navideño y es una corriente alterna de visitantes que recorren esos lugares de una forma interesante y sobre todo turística y culturalmente, al calor de un nuevo diseño empresarial de fomentar una caudalosa iluminación, bella y sobre todo atractiva al visitante, en este caso la ciudad Olívica, es decir nuestros vecinos vigueses, han logrado por segundo año consecutivo, tener la mejor y más espectacular iluminación navideña no solo de Galicia, sino de España e incluso se cataloga como una de las mejores de Europa, a cuya ciudad estos días acuden numerosos visitantes de Galicia, España y países europeos, para ver la vanguardia de la iluminación navideña, lo que reporta jugosos recursos económicos a la ciudad.

Y contribuye a incrementar la capacidad económica de sus empresas, comenzando por el comercio en general, que sitúa sus ventas y servicios en una posición privilegiada, es un hecho que sabiendo hacer las cosas, se logran metas insoslayables y éstas visto el éxito, se está consolidando como un lugar turístico a visitar de forma obligada por estas fechas. Hay que tener en cuenta que una iluminación navideña, si se hace bien y se plantea como lo hace Vigo, atrayendo numeroso turismo a la ciudad, no se computa como un gasto, sino como una gran inversión, que redunda en beneficio de todos, instituciones, servicios y comercio en general.

Este año, las cosas en ciudades como Coruña, Santiago y Ferrol, poco ha cambiado su iluminación navideña, no tan opaca, aunque cutre como en estos últimos años, que dejaba mucho que desear, ante la escasez de luminarias en la ciudad coruñesa y de puntos de colocación en numerosos lugares del centro y de algunos barrios importantes y plazas que hacen ver una navidad descafeinada. La navidad es para vivirla y disfrutarla, no para coger una depresión, con la falta de luz en estas fiestas de fin de año, afortunadamente el cuatrienio de la falta de luz política se acabó, pero tampoco llega la claridad. A estas tres ciudades, les falta mucho desarrollo, para alcanzar la situación a que llegó la ciudad de Vigo, todo se andará, pero mucho me temo que los vigueses llevan la delantera y sabrán sacar buen provecho de esta nueva forma de plantear al turismo, unas fechas señaladas para hacer grandes compras en su conjunto y aliviar las tensiones de todo el año, con un lucernario imponente y que impresiona tanto en luz como en colorido a cualquier viandante que se pasee por la ciudad Olívica.

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