Jardines de la Maestranza

estos jardines cuyo espacio fue ganado para la ciudad por el entonces Alcalde coruñés Francisco Vázquez. Supuso con este logro, la apertura de la ciudad Alta al mar de todos los ciudadanos, algo impensable hace apenas unos años, cuando la autoridad militar era la propietaria de aquel amplísimo terreno de unas vistas impresionantes de toda la bahía, su inmensidad marina y las cercanas tierras en la otra orilla de Mera, Santa Cruz, Bastiagueiro y Santa Cristina, así como otras más alejadas, como la desembocadura de la ría de Betanzos y el actual puerto exterior de Ferrol, desde cuyo lugar se pueden observar sus instalaciones a simple vista.
Algo que los coruñeses agradecen en lo que respecta a su ubicación de ser un paseo muy agradable en esta época veraniega y poder contemplar no solo el mar y sus magníficas vistas, sino la propia flora que atesora aquellos Reales Jardines de la Maestranza. Hasta aquí la parte buena del lugar que ya muchos quisieran tener a mano para su disfrute y deleite. Ahora le toca a la parte más preocupante y fea del asunto, la que tiene que ver con nuestros regidores municipales y su falta de atención en este histórico entorno, en donde están varios recuerdos instalados en la memoria de algunos influyentes vecinos en al ámbito cultural, un pozo del antiguo convento de San Francisco, el cual pese a su suciedad y imperdonable abandono todavía se puede ver agua en él, cercano se haya el monumento dedicado el héroe de la Guerra de la Independencia, Diego del Barco, así como otras menciones de interés cultural e histórico y de procedencia militar, como son los restos de un cañón de costa que parece velar por la seguridad del paraje.
Su flora, es diversa y curiosa con árboles más que: Centenarios en muchos casos, y unas de sus flores más llamativas, aparte de las rosas, son unas plantas de color negruzco que con la fuerza del sol, las hace parecer de un granate oscuro en el centro, son las más fotografiadas del entorno por todo aquel que hace su primer recorrido, al ser algo curiosas y enigmáticas. La flora y su arbolado están en completo abandono, les falta mantenimiento, lo mismo que a los bancos de madera que se reparten en dicho espacio, los que se hayan destrozados, sucios y con pintura descorchada de muchos años, mientras sus herrajes demuestran el mal trato en su falta de arreglo del tiempo acumulado.
Finalmente está la fauna salvaje, el deterioro de las gaviotas que ponen todo perdido en un lugar proclive al esparcimiento, donde el municipio debiera tomar cartas para mitigar sus efectos disminuyendo los nidos de estas aves carroñeras. Finalmente están los perros, que con la anuencia de sus dueños, pululan sin respeto por todo el parque, destrozando las plantas a su paso y jugueteando a trote el perro arrojando una pelota u otro objeto, sin importarles de sí hay gente a su alrededor, les es igual, se creen dueños del parque a ese momento, en un lugar de ocio y disfrute de todos los vecinos, incluidos niños y ancianos, que ven con temor el correr de aquellos, sin que sus dueños se inmuten. Los derechos de unos acaban donde empiezan los de otro, los canes no tienen culpa alguna, solo la tienen sus dueños.  Algún día se tendrá que poner orden en los jardines, tanto de estos como en los de toda la ciudad. 

Jardines de la Maestranza

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