El oro negro

No será la primera vez que se hable del crudo Brent, de cotización en los mercados bursátiles de materias primas del mundo civilizado y también llamado especulativo, el precio de barril de crudo fluctúa según los ánimos de los mercados y de sus compradores, si estos se levantan desanimados, venden y si lo hacen eufóricos, compran. Es una situación de un mercado más parecido a un estado febril de locos ansiosos de volver el mundo patas arriba, pero siempre con la clara idea de forrar sus bolsillos; para eso están los fondos poderosos que trabajan las veinticuatro horas del día en todos los mercados mundiales, haciendo girar a la baja o al alza a los mismos.

Cuando un petrolero zarpa del puerto de abastecimiento, cargado en sus bodegas con el valioso oro negro no lo hace a un punto concreto, sale de su apostadero sin rumbo, solo en dirección a alta mar. Allí comienza a recibir diversas órdenes a donde dirigirse, dependiendo del acuerdo alcanzado con el comprador de la carga. Cuanto más suba en el precio, así irá a un lugar u otro, todo depende de lo que se pague y de la contraoferta que se reciba. Se hace variar el rumbo tantas veces como sea preciso hasta alcanzar una cifra que cubra con creces las pretensiones del fletador. Esto se hace así y nadie se dedicó a corregir la desviación especulativa que origina un alza considerable en el precio del crudo y en todas las materias primas. Alguno dirá es el mercado libre. No, se trata de un mercado libertino, quizás más cerca del libertinaje económico, por falta de legislación internacional sobre navegación de materias primas de primer orden.

Gracias a esta política de benevolencia internacional las grandes petroleras están teniendo en el presente ejercicio, en el periodo de enero a septiembre, unos resultados que se consideran los mejores de toda una década. Así la anglo-holandesa Shell lleva ganados más de 15.000 millones de euros, un 94% más que en el periodo anterior. La americana Exxon Mobil, más de 13.000 millones, el 31% más con respecto a un año antes. Otra norteamericana, la Chevron, lleva embolsados más de 9.000 millones, esto es el 82% más que hace un año. La británica BP incluye un beneficio de más de 7.500 millones, el 156% más que un año antes, todo un récord. La italiana Eni, algo más de 3.700 millones, que sobrepasa a la anterior con 181%, de beneficios. Mientras que la española Repsol, se ha embolsado unas ganancias de algo más de 2.100 millones, un 37% de beneficio con respecto al año antecedente de 2017 en el mismo periodo de tiempo. Los mejores en la última década y, por su puesto, de su historia.

Con estos resultados parece que las petroleras han encontrado el filón que les faltaba, pagar el crudo a 90 días y subirlo al instante en que se produce y tardar en bajar unos céntimos cuando el crudo lo hace, pero nunca en la proporción de la subida, a estas alturas el crudo oscila entre los 60 y 62 dólares y el precio de repostar en la gasolinera, está rozando techo de los precios a que llegó el crudo en su momento más álgido de 110 dólares barril. O las autoridades se ponen las pilas o a este paso el combustible pasará con creces del precio que tenía entonces.  

Ver para creer, lo que cuesta llenar un depósito.

El oro negro

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