Ayuntamiento y problemas

La Marea coruñesa va camino de quedarse en solitario. El cambio que sufrió el Gobierno le afectó de manera muy negativa a los miembros de la Marea local. Basaban sus esperanzas en que dicho cambio fortaleciese su gestión en una serie de temas e inversiones importantes para La Coruña, pero todo sigue igual o peor de lo que estaba. Los socialistas de cara a las elecciones municipales y teniendo muy presente lo acontecido en Andalucía están en una situación muy delicada y tienen que salvar los muebles en la próxima convocatoria electoral, de modo que las mareas populistas y afines a la confluencia de no se sabe muy bien qué lo tienen crudo a la hora de negociar con los socialistas, los cuales están sumamente preocupados por eel varapalo sufrido en Andalucía y por lo que les puede caer, sino aúnan esfuerzos y se ponen a trabajar en la política social de la nación, que es la que da o quita votos.
Así las cosas, la Marea coruñesa puede estar en los últimos momentos antes de la cita de mayo. Desde que aconteció el cambio de Gobierno, no se han visto por estos lares mejora alguna. La fachada marítima sigue en la misma situación que estaba con el anterior gabinete central; el tren al puerto de Langosteira esta encallado, al igual que lo estuvo desde el principio y no se ha movido peón alguno para desatascar el enlace de una vez por todas. La ampliación de la problemática avenida de Alfonso Molina, que se tenía que haber hecho hace ya cuatro años, sigue empantanada como de costumbre por dimes y diretes de la Marea, algo incomprensible a estas alturas.
Pero hay más; el centro de salud de Santa Lucía no se mueve un palmo de la situación anterior y sigue empantanado; la ciudad rezuma suciedad por todas las esquinas; la doble fila es una gripe incontrolada; las pintadas siguen creciendo y no se hace nada; el carril bici eliminó unas 200 plazas de aparcamiento en la ciudad y la situación se vuelve más caótica a la hora de estacionar, cuando es esta especie la que paga los impuestos de rodaje, mientras que las bicis siguen circulando por las aceras sin rubor alguno, lo mismo que los patinetes eléctricos y nadie toma medida alguna para regular todas estas anomalías que tiene la ciudad.
Mientras el malestar crece por la inacción de la Marea y los problemas se agudizan sin solución alguna, el tiempo corre en contra de esas confluencias y tendrán que asimilar una batalla perdida en estos últimos cuatro años. Las urnas dirán lo que tengan que decir, pero la situación actual de la ciudad pinta mal para la Marea. Ahora queda tan poco tiempo que el que queda ya es poca cosa con respecto a lo dilapidado sin hacer absolutamente nada por nuestra querida ciudad.
En definitiva, no se hace nada y se está esperando por la comisión de seguimiento de los convenios de 2004. Ya llovió desde entonces y en catorce años no se ha hecho nada en absoluto, solo palabras a los medios de comunicación, vacías y sin contenido. Es la parte más doliente para la ciudadanía.

 

Ayuntamiento y problemas

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