Accidentes en La Marina

por desgracia se llevan dos accidentes mortales en la zona del paseo de La Marina-Parrote, una amplia explanada peatonal sin ninguna seguridad para el paseante y sobre todo a los que pasean a la oscuridad de la noche, la cual resulta más peligrosa y envuelve al paseante en un, aura de amplio misterio, que le hace perder la idea del lugar en que se haya. Y lo complicado que resulta después de echar a caminar y toparse sin nada a sus pies, salvo el vacío tremendo que hay entre el último paso y el despeñadero hacía el interior de la masa marina, que ronda en más de diez metros de foso hasta tocar fondo.
Hay que tener en cuenta, que en los últimos tiempos se han producido tres caídas y dos trágicas de personas jóvenes por aquel lugar, desde su inauguración, pasean numerosas personas a diario tanto niños como jóvenes y mayores, todos ellos naturales de la ciudad o foráneos, pero en animada charla y con precaución, que toda es poca. Pero la peligrosidad es latente en la gente que observa el desnivel que existe a sus pies, en donde los padres tienen que tener toda su atención para evitar que sus hijos vayan a la carrera en dirección al mar. Pero también están los ciclistas, los que patinan y juegan a los diversos entretenimientos que allí se practican.
El Ayuntamiento es el responsable de la seguridad de la zona. Le pertenezca el espacio o no, es el que está al servicio de la seguridad ciudadana y, por tanto, tiene que velar por que aquella zona sea segura para sus ciudadanos. Lo normal es que en semejante vacío se colocase una barandilla de seguridad para evitar desgracias. No es la panacea de la propia seguridad, pero al menos es un aviso de que a partir de allí el peligro es serio y real. Tampoco existe iluminación a pie de suelo que alerte de noche al viandante del peligro en que se halla, ni señales acústicas que lo indiquen.
Esta circunstancia puede llevar al propio Ayuntamiento a sostener pleitos costosos por responsabilidad civil, con la agravante de lesiones o muerte. De momento hay tres casos muy concretos, pero si no se toman las medidas precisas, el número puede ir en aumento por la negligencia municipal de no acatar la peligrosidad que la zona representa para los peatones que circulan por el paseo de La Marina-Parrote.
Esta es una zona concurrida en días soleados y en noches templadas de verano. La oscuridad representa el mayor peligro y también es una mágica atracción que seduce a las personas que desean ver la inmensidad de la altura en una noche agradable y que puede acabar en tragedia, como ya ha ocurrido. La barandilla puede salvar la vida a una persona. Si no existe la caída al vacío está más que asegurada. Otra distinta es la de aquel que pretenda suicidarse y se tire al agua, para eso no hay remedio, pero para lo demás sí y este es un aviso de que has tropezado con algo que te advierte de no seguir y a buen seguro que esa persona da la vuelta y se va por el mismo camino. Cuesta poco salvar una vida y hay que poner todos los medios para hacerlo.

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