ADIÓS, SEÑOR

Fue el único presidente que prometió e hizo lo que se esperaba de él. Cumplió teniendo en contra a los azules, que no querían; y a los rojos, que querían más. Lo hizo teniendo en contra su origen político, a terroristas, fascistas, traidores, golpistas, y otras raleas.
Es cierto que nos condujo a una democracia, de las distintas que hay en activo, que en aquellas circunstancias –intentando salir de una dictadura muy arraigada– quizá fuera la única posible frente a los rescoldos que todavía quedaban del franquismo.
A cambio, hubo que renunciar a pedir justicia por cosas que habían ocurrido en el pasado, pero no a olvidarlas. Conseguida la transición, esa sempiterna España, ignorante y puta ingrata, le volvió la espalda.
Tuvo la dignidad de renunciar y, sin entrar a formar parte de consejos de administración ni ser asesor de nada, fue un ciudadano más y un ejemplo para todos los españoles. Logró lo que quiso, cómo supo y pudo. No estaba obligado a más. Por lo tanto, me parece justo decir: Gracias, señor Suárez.

ADIÓS, SEÑOR

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