La eutanasia de no sé quien

Creíamos que íbamos a echar de menos a Rajoy, que nos dejó un rosario de perlas lingüísticas extraordinarias. Pero Casado se está empeñando en superar su legado. La reciente relectura de la Hispanidad fue de nota. Pero en una antología, que un día habrá que elaborar, entraría en el capítulo de chascarrillos si lo comparamos con otras. Por ejemplo, cuando llamó carcas a los jóvenes que estaban empañados en buscar “las tumbas de no sé quién”, en referencia a los miles de asesinados por el franquismo y enterrados en las cunetas. Parecería imposible caer más bajo, pero no. El martes se atrevió a decir que la eutanasia es un problema que no existe en España, un invento del PSOE para dividir a la sociedad, como afirmó hace tiempo. Una afirmación en la misma línea de la enmienda a que su partido ha presentado a la Ley de eutanasia, calificándola de degradante y equiparándola a la venta de órganos.
Cuando uno llega a una edad, la vida te habrá permitido contemplar unas cuantas muertes. Algunas prolongadas por una agonía innecesaria a la espera de que el corazón deje de latir en una persona que ya nunca podrá revivir. Los cuidados paliativos aminoran el dolor, es verdad, pero nunca llegaremos a saber si la angustia interna permanece en el moribundo. Porque los mismos médicos que te aseguran con cariño que tu ser querido ya no sufre dolor, te animan a hablarle y a acariciarle, por si acaso.
Tiene razón Casado en que la eutanasia es un problema que no existe. El problema es que la eutanasia no exista, que a estas alturas una persona no pueda ser ayudada a poner fin a su vida. Y no solo en el caso de enfermos terminales, sino en el de personas afectadas por enfermedades tan invalidantes que consideran que esa vida ya no es vida.
Casado tiene todo el derecho a oponerse a la eutanasia. A lo que no tiene derecho es a ofender a aquellas personas que consideran que la culminación de una vida digna es poder ponerle punto final cuando la existencia se hace insoportable. Y las hay, a puñados. Solo hace falta, , mirar a tu alrededor.

La eutanasia de no sé quien

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