Vivir na Coruña

Permítanme que comience este artículo citando uno de mis párrafos favoritos de la Constitución Española:  “Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho”.

Si, como yo, son de los que creen que nuestra Constitución es mucho más que ese papel mojado en el que algunos pretenden convertirla, convendrán conmigo en que este párrafo, contenido en el Título I, centrado en los derechos fundamentales, no se ha cumplido como debería.

No es ningún secreto: en A Coruña los alquileres suben como la espuma y no todo el mundo tiene la posibilidad de embarcarse en una hipoteca que le permita adquirir vivienda propia. En A Coruña tenemos más de 17.000 viviendas vacías, pero hay vecinos que no pueden acceder a una. Vivir está por encima de las posibilidades de muchas familias en esta ciudad, y eso es algo que un buen alcalde no puede permitir. 

El gobierno de Xulio Ferreiro prometió dar respuesta a este problema, pero su solución ha consistido en comprar 6 pisos, 3 de los cuales incumplían la propia regulación redactada por Marea Atlántica. Eso no es, evidentemente, la política de vivienda que los coruñeses merecemos. Y va siendo hora de poner remedio a este dislate. ¿Cómo? Con un gobierno de izquierda útil, que proponga soluciones reales.

Soluciones a la falta de vivienda pública, como crear un parque municipal de gestión pública de viviendas de alquiler social que permita a todos los coruñeses acceder a una vivienda digna sin que suponga un esfuerzo económico tan grande que deje fuera a muchas familias. 

Soluciones al crecimiento de barrios inaccesibles, como la de implementar políticas de rehabilitación de inmuebles, o la creación de un área de tanteo y retracto en el casco histórico para que el Ayuntamiento tenga un derecho preferente de compra sobre edificios y solares, como ya sucede en Oporto, que en su zona antigua recuperó estos edificios históricos y los puso en el mercado con carácter preferente para los residentes que se tuvieron que marchar por los altos precios puedan volver al barrio. 

Soluciones para las obras paralizadas, como la puesta en marcha de un registro de solares y edificios en ruinas que permita al Gobierno local tomar medidas con el objetivo de que esas viviendas se finalicen o se rehabiliten, y se reviertan al patrimonio municipal, que podrá devolverlas al mercado a través de ese parque de vivienda pública, o el impulso de una Oficina de Rehabilitación de los edificios y de fomento de conservación y mantenimiento.

Soluciones para que nuestros mayores vivan seguros y acompañados, como la creación de nuevas tipologías de viviendas compartidas, que favorecerán la cohesión social y ayudará a esos mayores, que no tienen contacto con nadie a lo largo de la semana, puedan sentirse acompañados. 

No va a ser fácil, pero desde luego es necesario, y los coruñeses merecemos un gobierno que sea capaz de apostar por una ciudad inclusiva y accesible a todos. Esa es la A Coruña que queremos.

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