El papel clavede Podemos

Espero que en el seno de Podemos se haya abierto una reflexión lo suficientemente autocrítica tras el papel, o más bien papeles, que la formación morada ha desempeñado hasta ahora en Cataluña. Porque Podemos se ha convertido en pieza clave ante las elecciones del 21 de diciembre, hasta el punto de que de ‘los morados’ puede depender la victoria o no del separatismo. Decir que la confusión ha sido la tónica reinante hasta ahora en lo que se refiere a las posiciones de Podemos sería quedarse corto: más bien ha parecido un caos.
Carezco, lo admito, de una información interna profunda sobre este partido, pero me consta la preocupación de Pablo Iglesias ante las críticas internas a la ‘ambigüedad’ de la posición ante el golpe de la Generalitat catalana, y por ello tomó la decisión de ‘degradar’ a la cada vez más descontenta Carolina Bescansa, como antes hizo con Luis Alegre, con Iñigo Errejón, con José Manuel López... Ya no queda ni uno de los fundadores en Vistalegre 1. El hecho de que no me sea fácil seguir tan atentamente como yo quisiera a Podemos no hace que sea enemigo de esta formación. Podemos nació como reacción de millones de españoles ante el inmovilismo y la corrupción de un bipartidismo desgastado. Creo que se percibió a este partido como un factor de renovación ilusionante y moralizante de la vida política. Un soplo de aire fresco, que nos llegaba.
Pronto comenzaron los errores, tras el indiscutible éxito de haber consolidado en tiempo récord un partido ‘con el que había que contar’. Errores atribuibles en su mayoría a la personalidad algo dislocada del líder, es decir, Pablo Iglesias. La falta de reflexión política, el afán por mezclar a todos los disidentes del bipartidismo viniesen de donde viniesen, la ambición por reclutar votantes en Gerona y en Huelva al mismo tiempo y con los mismos eslóganes, constituyeron equivocaciones casi de libro. Y la falta de posiciones claras en el tema clave de la política en este año, el creer que el secesionismo es algo ‘de izquierdas’ -y nada de eso--, el separarse de quienes aceptan y promueven la idea de España, sin duda está influyendo en el descenso en intención de voto que pronostican todas las encuestas.
Lamentablemente, no puedo ser muy optimista respecto a que Podemos cambie sustancialmente el rumbo, como en cambio sí lo hizo el PSOE de Pedro Sánchez. No creo que sea el momento ahora de pensar ‘en derechas e izquierdas’, sino en construir una plataforma sólida para la unidad territorial. Y con sus mensajes ambiguos, cuando no equívocos, Podemos no está contribuyendo a ello. Es esencial que, de cara a las elecciones del 21 de diciembre, esta formación afine sus notas, se coordine adecuadamente con quien debe ser el candidato único de esa izquierda-a-la-izquierda, Xavier Doménech, y se deshaga de un Dante Fachín que estaría sin duda mejor ubicado en otro sitio, como Esquerra Republicana o en la propia CUP, de la que Podemos habría de distanciarse todo lo posible.
Porque, con unas posiciones claras, que nada tengan que ver con pescar peces en el río torrencial independentista, Podemos no solamente se convertiría en un serio candidato a formar parte de un Govern tripartito en Cataluña, sino también consolidaría posiciones que ha ido perdiendo en el resto de España, donde, por cierto, las elecciones no pueden estar ya muy distantes. Ahora sí que Pablo Iglesias, a quien las encuestas muestran cada día con un mayor grado de impopularidad, se la está jugando.

El papel clavede Podemos

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