Un año de aúpa

Resistir es vencer. Tal parece ser el lema de Mariano Rajoy a juzgar por la reflexión con la que despidió 2017, aunque visto el panorama político lo tiene muy difícil sí, como anunció, pretende culminar la legislatura llevándola -son sus palabras- hasta la mitad del 2020.
Largo plazo, a la vista de la precariedad parlamentaria del PP agravada psicológicamente tras el varapalo sufrido en Cataluña. Una debacle que ha convertido a éste partido en una fuerza residual en un momento clave de la vida política española puesto que el desafío separatista sigue activo. Políticamente hablando el PP está más aislado que nunca.
Con uno de sus aliados tradicionales, los nacionalistas catalanes, no pueden contar porque se han echado al monte y con el otro, el PNV, la relaciones están congeladas porque los vascos están formalmente cabreados con Rajoy por la aplicación del Artículo 155 que se saldó con la destitución del “Govern” de la “Generalitat”. Lo interpretan como un aviso a navegantes y responden con lo que tienen: que no cuenten con ellos para aprobar los Presupuestos.
Pintan mal, pues, las cosas aunque Rajoy reitera el discurso de la recuperación económica y confía en que la normalización de la situación política en Cataluña hará cambiar de opinión al PNV.
Debe pensar que en última instancia siempre le quedará Montoro y la posibilidad de prorrogar los Presupuestos Generales del 2017. Ganaría un año. Eso sí, un año de aúpa porque el avispero político catalán sigue vivo –los separatistas vuelven a tener mayoría en el “Parlament”– y porque para el PP también se ciernen malas noticias en otros ámbitos.
Desde los tribunales, varios casos de corrupción a punto de sentencia: Gürtel, ordenadores de Bárcenas, Lezo etc. Y desde la política, el auge de Ciudadanos tras la victoria de Inés Arrimadas en Cataluña .Un éxito que tiene aires de poder expandirse por el resto de España. Ya digo, un año de aúpa.

Un año de aúpa

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