La reforma de la Constitución

La Constitución rige en España desde hace más años que los que duró la dictadura de Franco. No es un dato menor la longevidad de un sistema político respaldado en su día por la mayoría y basado en el famoso consenso, que como valioso destilado fue la mayor aportación de los políticos que consiguieron llevar a buen puerto la Transición. En el aniversario de la aprobación de la Carta Magna se escuchan voces que reclaman una reforma del texto. Desde las estrategias de los partidos minoritarios, esta reclamación está siempre presente en el guion. Quien no llora no se hace notar. Tocar el tambor sirve para dar fe de vida. La novedad de este año es que no solo los partidos minoritarios quieren reformar la Constitución. También están por la labor en el PSOE. Con Podemos y Ciudadanos dispuestos a participar.
Y quieren hacerlo cuanto antes. La novedad no es que Podemos apueste por otra Constitución. La novedad es que se haya filtrado que Rajoy estaría dispuesto a considerar como referencia la llamada “Declaración de Granada”. Un documento acordado por los barones del PSOE en 2013 que proclamaba que el federalismo era “el único punto de encuentro posible para restablecer el consenso territorial”. Alguno de aquellos barones que firmaron la “Declaración”, caso de Javier Fernández. quizá tuvo un presentimiento cuando dijo que España ya era un país federal y que lo único que necesitaba era dotarse de una Constitución federal. Ese enfoque es el que podría haber hecho suyo Rajoy. Eso sí, obligado por la precariedad parlamentaria del PP y procesado con arreglo a su peculiar forma de gobernar que consiste en dejar que encuentren camino los problemas que se pueden solucionar y que los que suponen un lío no se constituyan en sujeto de preocupación.

La reforma de la Constitución

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