Por la puerta de atrás

Por la puerta de atrás y aprovechando el procedimiento de urgencia del decreto ley sobre el estado de alarma que contiene las medidas para combatir al coronavirus el Gobierno ha modificado la norma actual que rige la comisión que controla el CNI. ¿Con qué propósito? Para permitir que Pablo Iglesias, vicepresidente segundo, pueda asistir a las reuniones de esta comisión que es la responsable de trazar los objetivos y directrices de funcionamiento del servicio español de Inteligencia.

España entera sabe de la fijación del líder populista con el CNI. En 2016 Iglesias reventó un posible Gobierno de coalición con los socialistas exigiendo públicamente a Pedro Sánchez la vicepresidencia, el control de varios ministerios, la RTVE y el CNI. Que cuatro años después Pedro Sánchez haya accedido a ésta y a otras exigencias del líder de Podemos se explica por la precariedad parlamentaria del PSOE y porque Iglesias mantiene afinidades políticas con ERC, el partido separatista cuyos votos unidos a los de Podemos le franquearon las puertas de La Moncloa.

Sánchez contrajo el día de la investidura una hipoteca política que va pagando a plazos. Unas veces es la surrealista “Mesa” con los partidos separatistas catalanes, otra es el giro dado a la política exterior en relación con el régimen chavista venezolano y otras son las exigencias de Iglesias. La penúltima, anterior a la modificación de las normas que rigen la comisión del CNI, fue acelerar los trámites de una Ley de Libertad Sexual que en manos de la ministra Irene Montero se convirtió en bandera de una campaña a favor de la ideología de género que tuvo su corolario en la irresponsable invitación a manifestarse el 8-M cuando ya en Madrid el coronavirus había provocado las primeras muertes y varios centenares de contagios.

Lo llamativo de este asunto no es tanto la fijación de Pablo Iglesias en pegar la oreja en los asuntos del CNI. Lo que sorprende es que dada la trayectoria de Iglesias y conocidas sus relaciones en el pasado con el régimen chavista de Venezuela y con Irán, a Sánchez no se le haya pasado por la cabeza que al abrirle las puertas de esta comisión es más que probable que esté cerrando algunas de la ventanas que el CNI tiene con los servicios de Inteligencia de los países de la OTAN. Y no sólo con los de los Estados Unidos. Aprovechar la crisis del coronavirus para colar por la puerta de atrás el cambio de la norma es un acto contrario a la transparencia política exigible a todo Gobierno democrático. 

Por la puerta de atrás

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