Pensionistas: un voto decisivo

ierno Galván, aquel cínico profesor que sabía latín y que fue alcalde de Madrid, dejó dicho que las promesas electorales se hacían para no cumplirlas. Nunca hubo otra verdad más atinada. Así que se acercan las elecciones, todo son promesas. En la última semana le hemos escuchado a Sánchez prometer la subida de las pensiones con arreglo al IPC e incrementar en un 2% el sueldo de los funcionarios. Más aún, en un mitin en Jaén anunció que bajaría el número de peonadas necesarias para cobrar el subsidio y la renta agraria, el PER. El Gobierno Rajoy las bajó de 35 a 20. Son algo más de 205.000 lo trabajadores que lo perciben.
Dicho todo, como aquel que dice, de una tacada y omitiendo la cuestión de fondo: ¿de dónde vendrá el dinero para hacer frente a los incrementos presupuestarios que aparejan semejantes promesas? De eso no ha dicho nada. Pero es la almendra de la cuestión. Si no hay dinero las promesas se quedan en eso: en promesas. Por eso en vísperas de elecciones lo prudente es no tomar en serio los alardes de los políticos. Aunque ante la promesa de Sánchez de subir las pensiones Casado no ha querido quedarse atrás y ha dicho que él se apunta. Vamos que hace suya la propuesta.
Uno y otro deben tener subrayado en rojo el miércoles 16 de octubre, día que las asociaciones de pensionistas tienen señalado para celebrar una marcha sobre Madrid. Una manifestación en la que con arreglo a lo que han sido otras precedentes cabe anticipar que los jubilados en pie y en la calle van a reclamar lo que les pertenece: pensiones dignas y aseguradas. Dignas porque tras trabajar y cotizar durante más de media vida reclaman aquello a lo que tienen derecho y, aseguradas, porque ven que el oportunismo de algunos partidos está poniendo en peligro el Pacto de Toledo. Sano acuerdo político cuya primera caución fue decidir que todo lo relacionado con las pensiones quedaba fuera de la disputa partidista. 
Era, y es, la condición necesaria para que los pensionistas puedan confiar en que gobierne quien gobierne su pensión estará a salvo de los vaivenes de la política. Hay más de nueve millones de pensionistas. Que tomen nota los actuales dirigentes políticos que los pensionistas disponen de un arma muy poderosa: el tiempo. Disponen de todo el tiempo que haga falta para repetir manifestaciones y marchas. Su voto, puede ser decisivo. Tanto como para decidir el color del vencedor de las elecciones. 

Pensionistas: un voto decisivo

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