Pedro desconfía de Pablo

l margen de que la suma de los escaños del PSOE con los de Unidas Podemos no alcanza para ganar la votación de investidura hay otras razones para explicar el ninguneo al que Sánchez está sometiendo a un Iglesias al que su insistencia en reclamar un nombramiento ministerial a cambio del apoyo morado al PSOE va camino de convertir en un personaje patético. La primera de esas razones es difícil de explicar, pero fácil de entender: Sánchez no se fía políticamente ni de Iglesias ni de las ideas de Podemos. Se declara de izquierdas, pero la idea que tiene Sánchez de lo que significa ser de izquierdas está basada en la socialdemocracia. Poco que ver, pues, con el pensamiento tardo marxista sobre el que se basa la filosofía política de Podemos. Que en los últimos tiempos Iglesias haya moderado su discurso, no parece haber convencido a Sánchez. Aunque hay que reconocer que durante la campaña electoral sorprendió al personal al comparecer en los debates televisivos con un tono moderado y el relato propio de un ferviente defensor de la Constitución. Digo que sorprendió porque no hace tanto que predicaba que había que acabar con la “casta” y con el “régimen del 78” cuya piedra angular es, precisamente, la Carta Magna.
Otra razón para entender la displicencia con la que Sánchez alarga el plazo para responder a las exigencias ministeriales de Iglesias de cara a apoyar su investidura presidencial tiene que ver con el nivel, el grado de competencia profesional, que acreditan los dirigentes de Podemos que, caso de prosperar las peticiones de Iglesias, podrían ser candidatos a formar parte del Gobierno de coalición que envenena los sueños del líder de la formación morada.
En el caso de que no decida convocar nuevas elecciones -a partir del próximo día 22 empieza a correr el reloj-, Sánchez podría contar para el futuro Gobierno con Manuela Carmena antes que, pongo por caso, con Irene Montero o Noelia Vera. Claro que semejante posibilidad sería considerada como un agravio por un Pablo Iglesias que en alguna medida se siente engañado por Pedro Sánchez, el hombre que no habría llegado a la Presidencia del Gobierno de no ser por la moción de censura muñida por el líder morado. “Un príncipe prudente no puede ni debe mantenerse fiel a su palabra cuando tal fidelidad redunda en perjuicio propio y han desaparecido las razones que motivaron su promesa”. Parece que Iglesias ha olvidado lo que estudió sobre Maquiavelo.

Pedro desconfía de Pablo

Te puede interesar