Jaque al rey

La vida da muchas vueltas y la agenda política anuncia turbulencias. La cohesión del Gobierno de coalición está evidenciando las primeras grietas. A pesar de los volantazos que Pedro Sánchez ha impuesto a su partido, el PSOE aunque solo sea por la inercia de su propia historia, todavía tiene reflejos propios de una fuerza que ha gobernado España durante más de veinte años. Por eso parece que no va a apoyar la creación de un comisión parlamentaria para investigar una presunta comisión millonaria librada hace unos años por el Rey Abadalá de Arabia Saudí a favor de Don Juan Carlos I, por aquel entonces Jefe del Estado y que con arreglo lo establecido por la Constitución era inimputable.

El Partidos Socialista, al igual que el PP y Ciudadanos, se desmarcan de este asunto. Pero aunque navegan juntos y forman un matrimonio de conveniencia, la parte podemita del Gobierno necesita distanciarse de la moqueta o hacer algún gesto hacia las bases que les encumbraron y jaleaban consignas republicanas tan eufónicas como aquél tuit (13 /4/ 2013) de Irene Montero: “felipenoserasrey y todos los Borbones a los tiburones”. Hoy la señora Montero es nada menos que ministra del Gobierno del Reino de España.

Desde que al asumir una de las vicepresidencias del Gobierno Pablo Iglesias entró a formar parte de lo que él mismo había señalado despectivamente como la “casta”, el líder de Podemos se ha visto atrapado por las contradicciones entre su incendiario discurso populista y la confortable realidad de la moqueta ministerial. Sus seguidores -tuvo 71 diputados, hoy 35-, le han visto en la televisión acompañando a la Reina de España en calidad de “ministro de jornada” o utilizando un tono novedosamente conciliador al responder sobre cuestiones que remiten a discrepancias con los socios del PSOE. Iglesias que tiene en puertas un “Vistalegre III” en el que pretender ser definitivamente entronizado ya sin Errejones ni otras moscas ambientales que le disputen el liderazgo se está viendo forzado a crear un relato de distracción. Una cortina de humo que impida que se repitan actos de repudio o incluso escraches como el que sufrió hace unos días en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid, la cuna de Podemos. Por eso ahora toca jugar al “jaque al Rey”. Un juego, en apariencia, inocuo. Claro que estas cosas se sabe como empiezan, pero no como terminan.

Jaque al rey

Te puede interesar