Esperando a Estrasburgo

Todo aquel que le echa un pulso al Estado, lo pierde. Por lo menos en una primera instancia. Ha empezado el juicio contra la docena de políticos catalanes acusados de un intento de rebelión y no se han visto cumplidas ninguna de las profecías que anunciaban un Armagedón en Cataluña. Los procesados que están siendo juzgados en el Supremo van a tener un juicio con todas las garantías, porque por más que lo nieguen los abogados defensores, España es un Estado de derecho. Los separatistas llevan meses tratando de reclutar a la prensa extranjera para su causa, intentando crear fuera de España un clima que induzca a pensar que el juicio no se celebra con garantías.

Por eso, dentro de la Sala, el abogado de Junqueras descalificó el proceso tachándolo de “juicio político” y fuera, el propio Torra abundaba en la misma falsedad. No es una casualidad. La estrategia de las defensas apunta hacia un objetivo: negar la imparcialidad del tribunal y proyectar hacia fuera un relato del juicio que frente a unas sentencias desfavorables les abriera el camino para recurrir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo. Conscientes de que los hechos por los que están siendo juzgados los políticos que intentaron dar un golpe al Estado tienen muy difícil defensa a la luz del Código Penal, todo el arsenal dialéctico de las defensas está orientado a denunciar que el tribunal estaría vulnerando su derecho a un juicio justo. Ese va a ser el hilo de oro de todos los alegatos.

Tienen a Estrasburgo en la mirada. En el año 2017 este tribunal emitió un total de 1.068 sentencias, de las cuales seis estaban relacionadas con recursos planteados desde España. Alguna de ellas contrarias a la justicia española y de gran repercusión mediática como fue el caso del juicio a varios dirigentes “abertzales”, entre otros, Otegi.

Desde hace algún tiempo los medios proclives al separatismo vienen alentando las referencias al Tribunal de Estrasburgo como si hubiera domiciliado en él todas sus esperanzas de cara a revocar las presumibles sentencias condenatorias del Supremo en el caso del “procés”. Estrasburgo es su última esperanza de impunidad.

Esperando a Estrasburgo

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