El efecto Vox

Aunque no fuera más que por el eco conseguido tras su irrupción en el Parlamento de Andalucía (12 diputadosr), el partido político Vox se ha revelado como el fenómeno político del año. Merced a que como tal novedad día tras día está en boca de sus adversarios ha conseguido lo que cualquier experto en comunicación tildaría de objetivo culminado muy por encima de los recursos propagandísticos empleados. No era la primera vez que Vox se presentaba -sin éxito- a unos comicios, pero en el caso de Andalucía fueron sus adversarios con sus continuas referencias, sobre todo desde la izquierda (PSOE y Podemos) quienes le hicieron la campaña. El discurso de Susana Díaz intentando debilitar al PP señalando a Vox como una prolongación de los populares -”la derecha y la extrema derecha”- se ha revelado como uno de los mayores errores de su campaña.
Esta clase de estrategia tiene precedentes. En su momento y en aquél caso con el fin de debilitar al PSOE por su flanco izquierdo, desde el Gobierno que entonces presidía Mariano Rajoy se dieron facilidades a determinados medios para potenciar la presencia del entonces emergente Podemos. Con el resultado de todos conocido. Podemos no alcanzó el “sorpasso” con el que soñaba Pablo Iglesias respecto del PSOE pero estuvo a punto de conseguirlo. Hoy es la tercera fuerza del Congreso con 71 diputados. En el caso de Vox, a partir de los resultados de Andalucía, las proyecciones que realizan los expertos les auguran un importante resultado en los próximos comicios municipales, autonómicos y europeos. Publicado está que en Castilla y León podría repetir su “marca” andaluza. Otro tanto, e incluso más, podría suceder en Madrid. 
Por lo demás, una encuesta reciente de Diario.es concluye que en un escenario de elecciones generales la irrupción de Vox colocaría a la derecha al borde de la mayoría absoluta. Les atribuyen 10 o 12 diputados y algo más de un millón y medio de votos. Lo que los expertos en comunicación denominan “la estrategia de la división”, que consiste en colocar al rival la etiqueta de lo que la mayoría rechaza y, a partir de ahí, situar el mensaje propio en el extremo opuesto presentándose ante el auditorio como genuino representante del bien, cuando la dosis es excesiva provoca el efecto contrario. Un expresidente regional del PSOE (José María Barreda) comparaba lo sucedido en Andalucía con un terremoto y añadía, con preocupación, que había que estar muy atentos a las réplicas. Pues eso. Atentos al efecto Vox.

 

 

El efecto Vox

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