¡A TORTAZO LIMPIO!

Tortazo moral, se entiende, pero tortazo al fin y a la postre. Eso y no otra cosa es lo que ha venido sucediendo en relación con el nombramiento de Juan Manuel Moreno Bonilla como candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía por el PP. Dicho nombramiento ha dejado heridos en la cúpula del partido. La designación se ha producido con un retraso de casi dos años y hay que leerla como problemática en clave interna. Desde luego, ha significado una soberana bofetada a la señora Cospedal, cuyo candidato era José Luis Sanz, secretario regional del partido en Andalucía. Así pues, la Cospedal se ha quedado con un palmo de narices y este revés supone su primera derrota de grandes caracteres a escala de todo el país. Un ridículo superior al que la acompañó a raíz de aquella célebre sentencia en relación con Bárcenas: “¡indemnización en diferido!”.
Así pues, ha salido favorecido el candidato de Javier Arenas y de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que ganan con un pulso que ha durado muchos meses. Y, hay que decirlo, la decisión ha tenido el empujón definitivo de Mariano Rajoy, todo un presidente que con esta toma de decisiones ha desautorizado a su secretaria general, ya que esta pugna dentro del partido era conocida en toda España.
En consecuencia la presumida Cospedal ha quedado políticamente a los pies de los caballos. Corren vientos de fronda para la antaño todopoderosa Cospedal y se fortalecen las cartas de ganadora para Sáenz de Santamaría. La pugna que se avecina en las entrañas de la cúpula del PP tendrá consecuencias no imaginables, pues Cospedal es de ese tipo de personas que mueren matando. Y a Moreno Bonilla le queda la ingente tarea de intentar modernizar el partido en Andalucía y situarlo en condiciones de enfrentarse a la izquierdosa Susana Díaz –que tampoco es tonta- con posibilidades de éxito.Tortazo moral, se entiende, pero tortazo al fin y a la postre. Eso y no otra cosa es lo que ha venido sucediendo en relación con el nombramiento de Juan Manuel Moreno Bonilla como candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía por el PP. Dicho nombramiento ha dejado heridos en la cúpula del partido. La designación se ha producido con un retraso de casi dos años y hay que leerla como problemática en clave interna. Desde luego, ha significado una soberana bofetada a la señora Cospedal, cuyo candidato era José Luis Sanz, secretario regional del partido en Andalucía. Así pues, la Cospedal se ha quedado con un palmo de narices y este revés supone su primera derrota de grandes caracteres a escala de todo el país. Un ridículo superior al que la acompañó a raíz de aquella célebre sentencia en relación con Bárcenas: “¡indemnización en diferido!”.
Así pues, ha salido favorecido el candidato de Javier Arenas y de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que ganan con un pulso que ha durado muchos meses. Y, hay que decirlo, la decisión ha tenido el empujón definitivo de Mariano Rajoy, todo un presidente que con esta toma de decisiones ha desautorizado a su secretaria general, ya que esta pugna dentro del partido era conocida en toda España.
En consecuencia la presumida Cospedal ha quedado políticamente a los pies de los caballos. Corren vientos de fronda para la antaño todopoderosa Cospedal y se fortalecen las cartas de ganadora para Sáenz de Santamaría. La pugna que se avecina en las entrañas de la cúpula del PP tendrá consecuencias no imaginables, pues Cospedal es de ese tipo de personas que mueren matando. Y a Moreno Bonilla le queda la ingente tarea de intentar modernizar el partido en Andalucía y situarlo en condiciones de enfrentarse a la izquierdosa Susana Díaz –que tampoco es tonta- con posibilidades de éxito.

¡A TORTAZO LIMPIO!

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