EL ENJUAGUE DE LALÍN

Y de pronto, va Rajoy y decide “in extremis” acudir al acto del inefable Cañete en la localidad de Lalín. ¿Por qué tomo esa medida que cogió con el pie cambiado al presidente de Galicia, Señor Feijóo, que ya estaba “medio vestido” para acudir a un acto familiar? En que parte del pie político le aprieta tanto el zapato al bueno de Mariano que tiene que acudir de prisa y corriendo a un mitin de medio pelo que también cogió “en pelota picada” al alcalde de Lalín? Ya está la explicación aquí: Los sondeos que han visto la luz ponen muy difícil el panorama europeo al PP y se acontece una derrota, aunque sea mínima, ello significaría un rechazo en toda regla y ante Europa a las políticas depauperadas del Gobierno rojonyano. Así pues, el bueno de Mariano quiso hacer de apaga fuegos y se decidió a presentarse en Lalín, hablando de lo bien que va la economía. Será para él y para sus ministros que no pasan hambre de ninguna clase. Y si Marianico el corto se desmelenó, el otras veces educado y paciente Cañete salió por los cerros de Úbeda y se hartó de demostrar lo contento que estaba de haberse conocido y lanzó un ¡Viva Cartagena! O, si lo prefieren, un brindis al sol que los ofuscados gallegos –ay, de los palmeros- jalearon  con inconsciente alegría. Pero lo cierto y verdad –como publicó el Ideal Gallego– es que la cabeza de lista del BNG al Parlamento europeo, Ana Miranda, lamentó que el bueno de Cañete viniese de paseo, mientras la flota cefalopodera  sigue amarrada en tierra.
Y dijo la señora Miranda que Cañete –y nadie lo puede negar– era ministro de Pesca cuando se negoció en Bruselas el acuerdo UE-Mauritania que dejó fuera a los barcos gallegos y él no movió un dedo por la flota de Galicia. Total, que nuestros barcos están amarrados en Marín, y nadie se preocupó por sacar de la ruina a nuestros marineros. Así pues, para que Cañete vuelva a hacer viajes a Bruselas como los ya realizados, no le hacen falta alforjas.
Por eso, Galicia tendrá que apretarse mucho los machos antes de considerar a quién y por qué vota. Los bien cebados aspirantes con frecuencia resultan ser un arma de dos filos. ¡Qué Dios nos dé sentidiño!

EL ENJUAGUE DE LALÍN

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