¿Se acabaron los líos?

Nos retrotraemos en el tiempo y vamos al 19 de diciembre de 2011, dos días antes de que Rajoy le diera al rey la lista con la composición de su Gobierno. María Dolores de Cospedal llama a doce personas y les hace idéntica pregunta: ¿Estás dispuesto a formar  parte del Gobierno? “Todos dijeron que sí” y ella todavía retrucó. “Recuerda que esta llamada no ha existido”. De esta forma Rajoy encargó a Cospedal que transmitiese la noticia a los interesados. Avancemos en el tiempo. Estamos en el 11 de febrero de 2014. A punto de viajar a Turquía, Rajoy le dice a Cospedal que comunique a Juan Manuel Moreno que tiene permiso para liderar el PP de Andalucía. Ella se negó a transmitir la “buena nueva” y endosó el aviso a Carlos Floriano. ¿Por qué? Porque Cospedal no estaba para coñas. Poco más de dos años entre ambas fechas y Cospedal ha experimentado un tremendo desgaste político. Rajoy la ha mantenido como secretaria general, aunque la casi totalidad del PP cree que el cargo es incompatible con el de presidenta de Castilla-La Mancha. Hasta aquí, todo perfecto para Cospedal. Pero al emerger el caco Bárcenas y los sobresueldos las cañas se han vuelto lanzas. Cospedal dijo que ella había cortado por lo sano cuando llegó a Génova. Pero antes estaba allí Rajoy y ella lo puso en el punto de mira. Al declarar ante el juez que Rajoy era el responsable de pagar a Bárcenas un tremendo sueldo, “la cagó”. Y como el joven Moreno era el candidato de Rajoy para Andalucía, pero no era el candidato de la Cospedal, ahí Rajoy ha pegado un puñetazo en la mesa. Mientras, Cospedal “fedellaba” para poner a su candidato y por dos veces Rajoy le dijo que se estuviese quieta-parada. Cospedal no supo entender y Rajoy actuó. Harto de líos, el presidente ha echado el freno. Para a Cospedal, pero también a Arenas. Se dice: “El presidente está harto de escaramuzas que considera infantiles”. El episodio deja heridas. Se demuestra, una vez más, que el PP es un partido presidencialista. Ya lo aprendieron los peperos con Aznar. Rajoy no es hombre al que se pueda imponer una decisión. Ahí se equivocó Cospedal y Rajoy le ha enviado un “aviso a navegantes”.

¿Se acabaron los líos?

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