MAURIZIO POLLINI, EL MAESTRO

Está todo dicho acerca de Maurizio Pollini, aunque para los que hemos crecido musicalmente al cobijo de sus grabaciones, no podemos por menos que mostrar gratitud y admiración infinita a este genio del piano y único mito en activo entre las figuras que forman parte de la historia del piano del siglo pasado. Imposible no traer a la memoria su versión del K.488 con Karl Böhm y la Wiener de 1976, los Op. 101 al 111 de Beethoven o los dos cuadernos de estudios de Chopin, en su grabación de 1972. No se puede entender el pianismo actual sin contar con Pollini y su punto de vista interpretativo, que en su momento marcó un punto de inflexión, en parte debido a su especial visión intelectual de la música, donde la claridad de ideas y principios técnicos definieron su sello identitario.
Dicho esto, el concierto de este viernes –abono de la OSG– colmó todas las expectativas de un público que le es fiel en sus apariciones en Coruña, y con sus aplausos y ovaciones cerradas mostró su respeto y admiración hacia un artista por el que no pasan los años en balde. Su versión del “Concierto No. 5 Emperador” de Beethoven, recordándonos esencialmente a sus versiones más antiguas, cambió en parte en su concepto de sonido, inclinándose esta vez hacia un carácter tímbrico más abierto, aunque permaneciendo siempre íntegra su visión global de la partitura. Momentos sobrecogedores fueron la sección de tresillos con melodía intercalada en terceras del primer movimiento –pp leggiermente, o el “cantábile” en acordes de mano derecha del “Adagio un poco mosso”. También mencionar el comienzo del tercer movimiento –attaca il Rondo- por el dinamismo que el Maestro impelió a estos compases.
El resto del concierto, con Daniele Pollini y su batuta en mano –“Obertura de Coriolano” y “Sinfonía No 7” de Beethoven-, fue posible gracias al oficio y profesionalidad del milagro coruñés llamado OSG. Maurizio, como buen padre, tras su actuación, permaneció detrás de Daniele pretendiendo ceder el mérito a su hijo. Gesto grande y humilde el del Maestro, pero no de justicia.

MAURIZIO POLLINI, EL MAESTRO

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