AISLAMIENTO POLÍTICO

La aritmética democrática y parlamentaria es inmisericorde con el Partido Popular, al que condena a gobernar con mayoría absoluta o conformarse con la dulce derrota de quedar fuera del poder, aunque obtenga el mayor número de votos, por su dificultad en conseguir pactos o acuerdos de gobierno.
Ante dicho dilema hamletiano, el Partido Popular está obligado a reflexionar sobre la causa o causas que lo colocaron en esa situación
En ese examen interno o introspectivo del Partido Popular, lo primero que tiene que plantearse para que el aislamiento político no lo convierta en un “llanero solitario”, es reconocer que algo ha hecho mal y cuáles fueron los errores cometidos y no detectados ni corregidos a tiempo.
Debe, en suma, responder a las siguientes interrogantes: ¿Si causó algún daño injustamente? ¿Si fue o no leal a los compromisos electorales? ¿Si regeneró la vida política? ¿Si fue contundente contra la corrupción? ¿Si aplicó con justicia y equidad social la carga de la crisis?.
Según la respuesta que se dé a esas preguntas, el partido, que con mayoría absoluta sufrió el fracaso electoral, habrá llegado al convencimiento de lo que tiene necesariamente que corregir, de cuáles fueron los sectores sociales más perjudicados por su política económica y por qué las mejoras logradas en ese campo no se correspondieron con los resultados electorales obtenidos.
Lo anterior viene confirmado por el aumento de la desigualdad y la pobreza y exclusión social que se refleja la encuesta de condiciones de vida del Instituto Nacional de Estadística. 
Ante esa realidad, es explicable el nacimiento del llamado “populismo”, que no fue una ocurrencia fortuita ni el fruto de un delirio pasajero; antes al contrario, fue el grito de alarma de la sociedad civil, reclamando a la política y a los gobernantes una mayor atención y sensibilidad social, antes de seguir, cómodamente instalados, en los intereses creados del poder y haciendo gravitar, injustamente, el peso de la crisis en las clases medias y baja de la sociedad.
En situaciones graves, de profunda crisis social y económica, los poderes públicos y los partidos no pueden permanecer indiferentes y ciegos ante los abusos, nepotismos, corrupciones, sueldos, ingresos e indemnizaciones abusivas, duplicidades de cargos, puestos e instituciones y enriquecimientos rápidos “a cualquier precio” y “a toda costa”, que son la causa eficiente del importante grado de indignación que ha castigado justamente a los partidos convencionales y que son los principales desafíos a los que se enfrentan los nuevos partidos y la obligada regeneración exigible a los antiguos.

AISLAMIENTO POLÍTICO

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