El próximo día hablaremos del Gobierno

Bueno, pues ya está. El pueblo, que es quien más ordena, ha hablado. Y no se puede decir que no lo haya hecho con claridad: apoya a Rajoy, que revalida su pasaporte para seguir siendo presidente, aunque no con el cheque en blanco que otorga la mayoría absoluta, ya que necesitará a PSOE y Ciudadanos, por activa o por pasiva, para tratar de formar gobierno. Siempre se dice que la encuesta que vale es la de las urnas y, en este caso, no podía ser más cierto, porque el batacazo electoral ha sido, sobre todo, para los sondeos, que son los que menos han visto cumplidas sus expectativas. Al igual que en la última ocasión, las empresas encargadas de hacer las encuestas han sido las grandes derrotadas y así lo han reconocido. Como explicación, el voto vergonzante de la derecha y los mecanismos de control, que no funcionaron como debieran. El caso es que si hay alguien que ofrece poca fiabilidad al votante son precisamente los sondeos.
Los resultados electorales se pueden analizar desde muchos puntos de vista, desde la curiosa victoria popular en Valencia, donde la corrupción arrasó las instituciones igual que el PP arrasó en las urnas, al fracaso del sorpasso, que se quedó en sorpresa y demostró que, en contra de lo que pensaban, 1+1 solo suman dos. En política también. Seguir siendo la primera alternativa a los populares permite a Pedro Sánchez mantener la sonrisa y, gracias al batacazo de su partido en Andalucía, el puesto al frente del partido. Al menos, de momento.
Otra lectura posible es la que hacen algunos en clave gallega, con el batacazo de En Marea, la debacle del Bloque, una débil recuperación del PSOE y el auge de Alberto Núñez Feijoo con las autonómicas a la vuelta de la esquina. Resulta inevitable también el análisis desde el punto de vista municipal, puesto que los socios de Pablo Iglesias han perdido apoyos en todas las ciudades en donde están gobernando, salvo en Barcelona, donde el tirón de Ada Colau hace que el descenso sea casi inapreciable. El poder desgasta, es cierto, pero la erosión suele ser más lenta. Aunque no hay que perder de vista el matiz de que municipales y generales son cosas distintas –como aquello las peras y manzanas, que decía Ana Botella–, también es cierto que lo que resulta significativo y hay que tener en cuenta es la tendencia que se percibe en los votantes.
Están también las reflexiones de Twitter, que no olvidemos que no es ni mucho menos la vida real, aunque es sin duda donde se encuentran los mejores chistes. Y, por último, aunque no por ello menos importante, los análisis del bar, que a veces dan muchas más claves que las encuestas. Ahí estaban, por un lado, los que intentaban comprender “cómo nos ha podido pasar esto” y los que sorbían su bebida como si la cosa no fuera con ellos mientras esbozaban una pequeña sonrisa sardónica.
La gente votó y Mariano botó aunque más de uno, después de escuchar el discurso que balbució en el balcón de Génova, pensó en retirarle el apoyo recién otorgado apenas horas antes. Ahora, vacaciones para todos y el próximo día, como decían Tip y Coll, hablaremos del Gobierno.

El próximo día hablaremos del Gobierno

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