EL DÍA DE LA MARMOTA DE MARIO CONDE

Hay días en los que temo haber sido poseída por el espíritu de Bill Murray y encontrarme irremediablemente en la fría Punxsutawney mientras en la radio despertador Cher y Sonny repiten, una y otra vez, “I’ve got you, baby”. Dejando a un lado la ironía que supondría que un cazafantasmas retirado anduviese por ahí poseyendo a la gente y más estando vivo, lo cierto es que lo de despertarse oyendo que Mario Conde ha sido detenido por ocultarle dinero a los del fisco es algo que me da que ya habíamos vivido antes. 
Fue un 28 de diciembre, de 1993, concretamente. Eran los tiempos de los yuppies, la gomina y el pelotazo. Salvo por el hecho de que ahora se llevan más los hipsters, las barbas y colocar el dinero en Panamá antes que en Suiza, poco ha cambiado. Como entonces aún no se había perdido la –sana, en mi opinión– costumbre de colar bromas en los periódicos el Día de los Santos Inocentes, casi nadie se creía que la detención del presidente de Banesto fuera cierta. Seguro que él también creyó que era una broma. Al menos, al principio. Cuando lo metieron en la cárcel, la cosa ya empezó a ponerse más seria. Pasó a la sombra once años de los veinte a los que fue condenado, gracias a su buena conducta, a haber trabajado en prisión –dando clases a sus compañeros, entre otras cosas– y por la buena voluntad que demostró al devolver 1,5 millones de pesetas poco antes de ser puesto en libertad. En realidad, era solo una parte muy pequeña de los 900 millones que se creía que se había llevado Mario Conde del agujero total de 2.700 que quedó en Banesto.
En 2005, el preso 838 dejó de pasear por el patio de Alcalá Meco y se refugió en su pazo ourensano de A Mezquita. Escribió algunos libros, contó su historia, se lamentó de la persecución a la que le sometieron aquellos que temían su poder en los 90, volvió a los negocios e, incluso, esta vez sí, se metió en política. Fue un intento fugaz, en 2012, con su partido Sociedad Civil y Democrática –un nombre que parecía un guiño al CDS–, con el que se presentó a las elecciones autonómicas gallegas sin demasiada fortuna. 
De los 900 millones que se había llevado de Banesto, nunca más se supo... hasta ayer. La operación, dirigida por el juez Santiago Pedraz, llevaba en marcha meses. Junto con el exbanquero hay otros doce detenidos, entre ellos sus dos hijos y su yerno. La acusación: traerse a España más de trece millones de euros en los últimos años, un dinero que, sospechan las autoridades, es el de aquel agujero de 1993. El dinero es como la energía: salvo que seas el Banco de España, ni se crea, ni se destruye así que tenía que estar en alguna parte. Y esa parte, como no podía ser de otra forma, era Suiza. 
Ahora habrá que esperar a que concluya la investigación y, de nuevo, volver a hablar la justicia aunque parece que tiene bastantes papeletas para regresar a la cárcel. Como hace veinte años. La única diferencia es que ahora la noticia suena bastante más creíble. Será que ya no es 28 de diciembre y, al parecer, tampoco es precisamente el día de los inocentes. 

EL DÍA DE LA MARMOTA DE MARIO CONDE

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