El PP en la encrucijada

La elección de un nuevo presidente en el PP no es, un tema baladí. Se trata de un partido que ha gobernado España durante quince años. Dos candidatos han pasado el primer corte de estas atípicas primarias en el PP y si nadie lo remedia, se tendrán que ver las caras en el Congreso extraordinario que tendrá lugar el 20 y 21 de julio en Madrid. Serán entonces los cerca de 3.200 compromisarios los que tendrán la última palabra acerca de quien pilotará el PP durante los próximos años y quien será el candidato a la Presidencia del Gobierno en las siguientes elecciones generales, que como muy tarde tendrán lugar en junio de 2020.
Sáenz de Santamaría y Casado encarnan dos modelos diferentes de lo que puede ser el PP en un futuro próximo. La ex-vicepresidenta representa mejor que nadie la continuidad con Rajoy: con fama de buena gestora pero con muy escasa ideología. Su mayor fiasco fue la denominada “operación diálogo” en Cataluña que ella capitaneó y que acabó como todo el mundo sabe: con un referéndum ilegal el pasado 1 de octubre, con una proclamación retórica pero real de la República Independiente de Cataluña en el Parlamento de esta Comunidad Autónoma y con la huida de Carles Puigdemont, primero a Bélgica y luego a Alemania.
Pablo Casado es sin lugar a dudas el que mejor encarna el relevo generacional en las filas populares. Con 37 años, no tiene ataduras con el pasado, a pesar de haber estado en los últimos tres en el núcleo de dirección del PP. Pero lo que más distingue al joven candidato es el discurso ideológico que ha ido articulando a lo largo de la campaña electoral para las primarias. Hacía tiempo que no se oía a un dirigente del PP hablar sin ningún tipo de complejos de la necesidad de defender la familia, el derecho a la vida, la bajada de impuestos o la memoria de las víctimas del terrorismo. Es decir, Casado quiere recuperar las que han sido las principales señas de identidad de ese PP que llegó a tener once millones de votos y que en los últimos años las ha ido perdiendo lo que ha conllevado paralelamente un descenso de votos hasta situarse, según las últimas encuestas, en el entorno de los cinco-seis millones. Los compromisarios del PP se encuentran ante una encrucijada: tendrán que optar entre la continuidad con el estilo Rajoy o con una renovación generacional y con un rearme ideológico que a la vista de lo que está haciendo el gobierno de Sánchez, parece más que necesario, si los populares quieren volver a recuperar el poder.

El PP en la encrucijada

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