Vuelve la inestabilidad política

ahoras, quizá minutos de que se conozca si finalmente Ciudadanos presenta una moción de censura para convocar elecciones, y a horas de que sepamos si sale adelante la presentada por el PSOE, la inestabilidad generada ya se puede cuantificar. De momento, en apenas dos días la irresponsabilidad de poner de nuevo el país patas arriba se ha llevado por delante millones de euros de la bolsa y ha encarecido el coste que hay que pagar por las emisiones de deuda. Millones de españoles han visto ya cómo una parte de sus ahorros se han volatilizado.
Es obvio en el caso de Pedro Sánchez que su único interés es llegar a La Moncloa. No lo conseguiría de otra forma que no fuera la presentación de esta moción de censura, que solo saldría con el apoyo de los grupos más radicales, los que quieren romper España. Y en el caso de Albert Rivera aprovecharse de lo que dicen las encuestas, lo cual es arriesgado como ya sabemos por experiencia. Si estará el líder de Ciudadanos tan poco convencido en verdad que quiere que antes de echar a Mariano Rajoy este le deje los Presupuestos aprobados y el 155 niquelado en el Senado, donde el PP tiene mayoría absoluta. Todo es tan obvio como que Rajoy no se va a ir, quiere terminar el trabajo y cumplir con su mayor desafío: 20 millones de personas trabajando. El presidente no tiene ninguna intención de irse y si ha de pasar cree que lo deben hacer los españoles cuando toca. Los atajos no acaban bien.
Está todo por pasar. Sin embargo, lo que ya está en la mesa de los inversores es que España se pone a la altura de Italia y la inestabilidad en ambos países hace tambalear los cimientos del euro y de la Unión Europea. Se puede y se debe repudiar la corrupción, denunciarla y combatirla, pero lo que acabamos de conocer de la sentencia de la Gurtel no afecta al Gobierno que precisamente ha aprobado las leyes más duras y numerosas contra la corrupción. ¿Qué hará Sánchez cuando salga la sentencia de los ERE, se auto pondrá una moción de censura, si es presidente? Y Rivera, ¿dejará caer a Susana Díaz?

Vuelve la inestabilidad política

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