Sánchez e Iglesias juegan con fuego

Las rectificaciones del Gobierno de Sánchez son ya innumerables y en todos los frentes. La penúltima se produjo el viernes a cuenta de la venta de armamento militar a Arabia Saudí. La ministra de Defensa había decidido romper un contrato firmado por el Ejecutivo de Rajoy para la venta de 400 bombas a ese país. Este es un Gobierno pacifista. Ahora se ve que de salón, porque los saudíes han reaccionado y amenazan con romper el contrato de fabricación de cinco fragatas en los astilleros de Navantia. Así, en unos días y por una decisión alocada, el Gobierno ponía en peligro cerca de 11.000 puestos de trabajo en lugares donde el paro es el principal problema. “Era una declaración de intenciones y estamos trabajando para llegar a acuerdos”, decía la ministra portavoz en la rueda de prensa del Consejo de Ministros.
Esta nueva bofetada de realidad hay que sumarla a las que ya hemos vivido a cuenta del impuesto a la banca, la tasa Google, la fecha de aprobación de los Presupuestos para 2019 o la descoordinación en cuanto a la subida del impuesto al diésel. Si recuerdan, el diésel pasó de tener los días contados a ser su subida un globo sonda. Veremos en qué acaba. En realidad, habrá que ver en qué acaba todo. El copresidente Iglesias es optimista sobre el acuerdo con Sánchez en casi todas sus exigencias para apoyarle. Sin embargo, a esa misma hora, la ministra de Economía se comprometía en Bruselas a cumplir los objetivos. Y es obvio que ambas cosas son incompatibles. Eso sin olvidar que los socios catalanes ya han anunciado que con ellos no cuenten para algunas de las subidas de impuestos que se preparan.
Presidente y copresidente han pactado un aumento del gasto público de prácticamente 25.000 millones. Un agujero que será imposible rellenar con impuestos a no ser que se quiera arruinar de nuevo a España. La deuda pública se sitúa ya en el cien por cien del PIB y será, ya lo fue la semana pasada, más cara y más difícil de colocar. Los inversores nos miran con lupa y no tienen ningún problema para buscar lugares más estables. De hecho, desde que Sánchez está en Moncloa, miles de millones de euros han salido del país. 

 

Sánchez e Iglesias juegan con fuego

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