Un protocolo obsoleto

La visita del Presidente francés a EEUU acapara todas  las noticias. Pero lo sorprendente es que no lo sea por la agenda de alta política, sino porque Hollande viaja sin acompañante y el protocolo de esta visita de Estado se altera totalmente. Aunque  con menor eco, en el reciente viaje a Portugal del Rey de España, la Reina tuvo que salir de prisa y corriendo para asistir a una cena porque los jefes de Estado de Italia y Portugal iban acompañados de sus esposas. El papel secundario atribuido históricamente a las mujeres tiene estas cosas. Casi relegado a objeto decorativo y a un programa paralelo dedicado al turismo y alguna visita cultural.
Es sorprendente que en países modernos y democráticos se siga manteniendo este rango protocolario centrado en el papel de la primera dama o el caballero  consorte, totalmente  decimonónico y fuera de lugar. No es de recibo que el gran rompecabezas de la Casa Blanca sea quien se sienta a la derecha del  Presidente Obama o con quien abre el baile en la cena de gala. En estas ocasiones debiera imponerse un poco de sensatez. Y los profesionales de protocolo tienen que actualizarse con la agilidad y flexibilidad que les caracteriza, asesorando adecuadamente a quien corresponda, rompiendo estereotipos arrastrados de tiempos pasados.  Hoy en día hay un amplio abanico de de situaciones personales. Un jefe de estado, un primer ministro puede se hombre o mujer, y además estar casado, soltero, divorciado o viudo. Si es homosexual ya les daría mucho que pensar.  ¿Que importa su situación personal o familiar?  Eso pertenece al ámbito privado y como tal debiera trasladarse a las funciones de representación.
De un viaje de estado lo que importan son los aspectos políticos, los acuerdos bilaterales  internacionales o económicos y de ellos si deben rendir cuentas. Y el rol de primera dama o consorte debe desaparecer del protocolo, acorde con los tiempos que vivimos.  Si alguien con o sin parentesco les acompaña, lo harán sin cargo al erario público, dentro del ámbito privado, lo que no quiere decir oculto, y ocupando un lugar adecuado en aquellos actos que proceda. Pero el rango de las primeras damas o caballeros acompañantes está tan desfasado como obsoleto y por tanto debe actualizarse.

Un protocolo obsoleto

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