NUNCA HAY RAZONES

Salta la noticia, unas líneas en los periódicos, unas frases en los informativos de radio y televisión, un remover en el morbo de los motivos y sin más el silencio y el olvido. Una mujer más asesinada por su pareja o su expareja que pasa a formar parte de la estadística, de las 750 victimas mortales en la última década. Y que se agrava, si cabe, cuando, según la encuesta del CIS, más de 600.000 mujeres cada año en España sufren malos tratos.
Ya muy próximo otro 25 de noviembre, día Mundial contra la Violencia de Género, fecha de reivindicación y análisis. Tiene además este año la connotación especial de que en diciembre se cumplirán diez años de la aprobación de la Ley Integral contra la Violencia de Género. Fue la primera ley del presidente Zapatero, cumpliendo así su compromiso electoral de adoptar profundas medidas para frenar la lacra del asesinato de mujeres, por la sinrazón de la posesión y por un machismo incrustado a sangre y fuego en algunos hombres.
En aquel momento, como diputada, tuve el honor de presidir la Comisión de Trabajo y Asuntos sociales, donde durante meses se tramitó la ley, se escuchó a decenas de personas de todos los ámbitos, asociaciones, universidad, sociólogos, educadores, jueces que permitieron obtener un reflejo de la realidad social. Fue una experiencia extraordinaria, que se cerró con la votación unánime del pleno del Congreso.
Muchas esperanzas se abrieron para un cambio de comportamientos culturales y sociales. Este aniversario es un buen momento para que los expertos hagan una evaluación profunda del recorrido de la ley y de los recursos disponibles para su efectividad durante estos diez años. Es verdad que ha bajado el número de muertes, aunque este año ya van 48 y solo en el mes de agosto han sido 14 las mujeres asesinadas. Además del maltrato físico o psicológico que en la mayoría de las ocasiones no trasciende y destruye la vida de muchas mujeres por el mero hecho de serlo. Pero también ha bajado el numero de denuncias y se trata de quitar importancia amparándose en denuncias falsas que significan un escaso 0,01%.  
Como dijo Miguel Lorente: “El precio de la libertad de la mujer no puede ser la muerte ni la vida en sumisión”. Nunca, nunca hay razones que lo justifiquen.

NUNCA HAY RAZONES

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