Fútbol: luces y sombras

La fiesta ya comenzó. Ya se han vendido todos los televisores de plasma. La vida se para durante 90 minutos, más los aperitivos y los postres, en cada partido de interés. Ha empezado el Mundial de fútbol 2014 en Brasil. Con sus luces y con sus sombras, sabemos que el fútbol mueve masas, ahí puede la pasión de país, los colores, la selección y los jugadores.
Precisamente hablando de luces y sombras, un acontecimiento de este calado debiera reportar beneficios al país anfitrión, que asume con dinero público infinidad de infraestructuras. Algunas supondrán una importante modernización y otras quedarán obsoletas y sin uso en poco tiempo, como ha pasado en otros países. ¿Es suficiente con divulgar el nombre de Brasil? ¿Cual es el coste social para miles de ciudadanos brasileños? Hay miles de personas desalojadas de sus infraviviendas. La explotación sexual de mujeres, niños y niñas no pasaría el mínimo examen de respeto a los derechos humanos. Sin duda serán, como siempre, millones de beneficios para la FIFA y millones de pérdidas para el país anfitrión.
Tampoco nadie se rasga las vestiduras por los salarios o fichas de los jugadores, ni por su status social, ni por la exhibición de lujo, ni por la opacidad de sus cuentas. Aunque millones de sus seguidores estén en el paro o cobrando una miseria. Todo está  justificado. Como la prima de 720.000 euros para cada uno si ganan el Mundial. ¿No es su obligación trabajar para conseguirlo?
Y no toquemos el tema de la opacidad de los equipos, el pago de deudas, e impuestos a la Hacienda Pública. ¿Se miden por el mismo rasero que al ciudadano de a pie y al pequeño empresario? Está claro que no, y que existe una tolerancia cómplice de la sociedad.
Se abre un paréntesis, para la discusión, para la celebración o la decepción. Todas las conversaciones girarán entre la identificación absoluta con “el nuestro” y el desprecio absoluto por el “rival”. Los ídolos deportivos inician una carrera contrarreloj. El 14 de julio la vida volverá a lo que era, se abrirá de nuevo la cortina y volveremos a ser quien éramos. Seguirá el Gobierno girando su tuerca, algunos se irán de vacaciones, un nuevo ojal en el cinturón o en las neuronas. Pero, sin duda, que gane La Roja.

Fútbol: luces y sombras

Te puede interesar